Quien diga que fue fácil ganar y arrasar en las elecciones, no tiene razón. El triunfo se construyó a partir de decenios de lucha y movilización social; de un sexenio que comprobó la congruencia y consecuencia de quien lo encabezó y que, en seguimiento de ello, insistiera en que, al término de su mandato, se jubilará para vivir en Palenque, Chiapas.
El que concluye, ha sido un periodo intenso, polarizado, con una oposición militante, multiplicada y que se había acercado todo tipo de recursos, incluso ilegales e inmorales, para denostar al gobierno surgido del progresismo, y alimentar una percepción equivocada, fuera de la realidad, cargada de mentiras. Lo que les fue efectivo en 2006, ahora resultó inefectivo, la gente no se tragó el nuevo cuento y por lo mismo no les alcanzó para disputar el gobierno.
La lucha entre los proyectos de nación fue enconada, frontal, pero con insuficiencia de la derecha para presentar propuestas realmente alternativas. Mantuvieron su voto duro, pero no convencieron a más electores. No hubo voto oculto, como lo señalara la señora X y si satisfacción popular por la gestión gubernamental, no es casual que nunca haya bajado la aceptación hacia López Obrador, quien concluirá su mandato con casi el 80 por ciento de la preferencia popular.
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Reconozco que, en algunas ocasiones, el presidente de la República se excedió, pero ejerció el derecho de réplica ante los ataques de unos medios de comunicación entregados al viejo régimen y que hablaban con toda irresponsabilidad, bajo el criterio de la libertad de expresión. Entonces, porqué si de un lado y del otro no. Las mañaneras fueron y son un rico instrumento de contrapeso necesario y creo que deberían mantenerse en el gobierno entrante.
La transición hacia el primero de octubre, que apenas inició el pasado lunes 10 de junio, con la primera reunión de ese carácter entre López Obrador y Claudia Sheinbaum, irá dibujando el nuevo camino, entre otros, y supongo que a partir de septiembre (ya con la instalación de las Cámaras), con la respuesta a las veinte propuestas–-iniciativas presentadas por el Presidente el pasado cinco de febrero, que implican en su mayoría reformas constitucionales, aunque ya anunció la presidenta electa, que pudiesen operarse, de manera previa, los parlamentos abiertos.
El otro rasgo en este ínterin, es la composición del gabinete, en tanto hasta el momento solo se conoce el nombre del Secretario de Hacienda, Ramírez de la O, que repetiría en el cargo, así como a otro nivel, también repetiría en el Fondo de Cultura Económica, Paco Ignacio Taibo II. Aunque también se podría considerar como prospectos para el Gabinete a Juan Ramón De la Fuente (que coordina el equipo de transición), César Yáñez (que pudiese ser su secretario particular) o la recién renunciada al gobierno de la Ciudad de México, Luz Elena González Escobar, que fungiera como secretaria de Finanzas.
Sin embargo, lo difícil y complicado estará cuando se asuma el cargo en inicie el reto del nuevo gobierno, donde no será solo la continuidad sino también el sello nuevo, el que definiría la propia administración.
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