Las lluvias intensas de los últimos días han puesto en evidencia la precariedad de la infraestructura vial que prevalece en la ciudad de Puebla y en muchas otras vialidades de la entidad que ponen en riesgo a los que transitan por esas calles y vuelven el tránsito vehicular mucho más caótico. El deterioro de los pavimentos no es un asunto nuevo; los innumerables baches se pueden observar en todas las zonas de la ciudad, en vialidades que desde hace tiempo debieron ser intervenidas para cambiar de raíz toda la carpeta asfáltica. Un aspecto central en mucha de la infraestructura construida en materia de vialidades es la falta y/o insuficiencia de drenajes pluviales que permiten la acumulación de agua y por tanto el reblandecimiento y fractura de las calles y avenidas de diferentes zonas de la ciudad de Puebla y otras áreas de la entidad.
Los drenajes pluviales, por cierto, podrían ser parte de una estrategia asociada a la recarga de los acuíferos tan sobreexplotados y sin intervención de ninguna autoridad para remediar, aunque sea en parte esa grave situación, agravada en los últimos años.
En diferentes recorridos realizados por La Jornada de Oriente el día de ayer, se evidenció el deterioro de las vialidades, que además tampoco fueron atendidas previo a la temporada de lluvias, aunque a diario circulan miles de automovilistas. Si a lo anterior le sumamos el hecho que varias empresas de servicios abren el pavimento sin que sean obligadas por las autoridades a reconstruirlo adecuadamente, el deterioro es mayor aún.
Por cierto, en la pasada contienda electoral no escuchamos por parte de los candidatos ninguna propuesta que tuviera como base el mejoramiento y conservación de la infraestructura vial ya construida que implique renovar los pavimentos que así lo requieran y para lo cual deben existir los presupuestos necesarios para tales obras. Si las principales vialidades de la ciudad están en esas lamentables condiciones, la situación de muchas calles y acceso a colonias populares es mucho peor, y qué decir de algunas carreteras incluso de aquellas que son acceso a zonas turísticas que son promovidas para ser visitadas. Además, el alumbrado público sigue siendo un pendiente para muchas zonas, lo que aumenta aún más el riesgo de accidentes.