Con tomas cinematográficas de las primeras décadas del siglo XX que dan cuenta de la vida política de Puebla, la mayoría de ellas inéditas, comenzó la edición 11 del Coloquio nacional de historia de cine regional en México organizado por el estudioso del cine Eduardo de la Vega Alfaro y el historiador Sergio Moisés Andrade Covarrubias.
Desde las redes sociales del Museo de arte religioso ex convento de Santa Mónica y el Museo Regional de Puebla, el coloquio abrió con el encargado de catalogación de la Filmoteca de la UNAM, Ángel Martínez Juárez, quien llamó a estudiar y a trabajar en conjunto con investigadores poblanos sobre este material silente de reciente adquisición, consistente en unos 200 rollos de nitrato originales que forman la colección Julio Téllez.
En dicho material, dijo, aparecen figuras como Maximino Ávila Camacho y Lázaro Cárdenas, del primero, se conservan escenas de su toma de gobierno rodeado de simpatizantes, su tránsito por calles del Centro Histórico en el que aparecen el cine Reforma y el Cinema Royal, su llegada al zócalo de la ciudad y su arribo al que hoy es sede del Palacio municipal. Del presidente Cárdenas, en cambio, se muestra su visita al Hotel Lastra, en el que aparecen el gobernador de entonces Gonzalo Bautista, su paseo por el centro para presenciar desfiles conmemorativos, así como la inauguración que hizo de la escuela Venustiano Carranza, hoy el Conservatorio de Música del estado.
En el caso de los 60 años de la Filmoteca de la UNAM, Ángel Martínez, refirió que ésta se gestó por el esfuerzo y el interés de Manuel González Casanova, un apasionado del cine que estudió artes, filosofía y letras en la universidad, quien a su ingreso a la Facultad de Filosofía y Letras y su primer cine club universitario, comenzó a gestar la filmoteca.
Dijo que fue gracias al productor Manuel Barbachano Ponce como se funda la Filmoteca de la UNAM, con la donación que hizo de Raíces y Torero, cintas producidas por él. A partir de ahí y con el acervo juntado en los cineclubes, Gonzalo Casanova empezó la gestación del proyecto. Recordó que el acervo, que se guardaba en los sótanos del estadio olímpico de Ciudad Universitaria, se fue acrecentado gracias a la donación, el depósito, la compra directa hacia colecciones completas –como la de los Hermanos Alva-, y el intercambio de materiales con pares internacionales o nacionales, e incluso la repatriación.
Recordó que con la restauración del edificio de San Ildefonso, ahora museo, la Filmoteca se mudó a ese espacio permaneciendo allí muchos años y creciendo de manera integral, con su taller de restauración, su naciente videoteca, su catalogación, su resguardo en primeras bóvedas formales. “Fue muy importante, se conjuntaron muchas instancias y Filmoteca fue cobrando mayor importancia”.
Para 1983, confió, se habilitó en CU el ala norte del auditorio Justo Sierra para instalar el laboratorio foto fílmico que fue fundamental para posicionar a la Filmoteca, pues no sólo se hacía la restauración de los materiales, sino que la copia original servía para hacer otras nuevas que servían para tener un negativo nuevo, que se conservaba en las bóvedas, y una copia nueva para exhibición.
Señaló que actualmente, la Filmoteca de la UNAM cuenta con un centro de documentación, tres salas de cine, colección de aparatos y taller de restauración, a la par de haber producido varias publicaciones y series, participado en festivales, exposiciones, cursos, talleres, seminarios y homenajes, además de hacer rescates de filmes importantes, con un acervo de más de 31 mil títulos de películas en 35 mm y más de 28 mil en 16 mm, con una veintena de colecciones. “Es un archivo vivo, de referencia, para quienes estén interesados en estudiar el cine mexicano”, concluyó.