El primero de diciembre próximo, se cumplirán cuatro de haber asumido la presidencia de la República Andrés Manuel López Obrador, quien, sin duda, ha ejercido un liderazgo que no logran comprender los intelectuales, académicos, políticos¸ empresarios, periodistas y opinólogos de toda laya, opositores de derecha, que no atinan a explicar cómo, con cada campaña de odio que lanzan en contra del Presidente, su liderazgo se fortalece cada vez más.
Ese liderazgo tiene bases firmes en sus acciones. En estos momentos, el presidente está empeñado en culminar los proyectos propuestos en su campaña electoral: la refinería “Olmeca”, que se construye en Dos Bocas, Tabasco, el Proyecto Transístmico, consistente en construir la infraestructura necesaria para interconectar el puerto de Coatzacoalcos en Veracruz con el de Salina Cruz, Oaxaca, que la derecha llamó “una quimera”) y el Tren Maya. Estos proyectos, a pesar de las críticas y obstáculos levantados por la oposición para impedir su culminación, cuentan con el apoyo de la población si consideramos los resultados electorales obtenidos en los estados del sur–sureste (Oaxaca y Quintana Roo), donde se eligió gobernador el cinco de junio pasado.
Otras preocupaciones del presidente en este tramo de su gestión, es que, una vez terminado con el “tapadismo” en Morena, las elecciones del 2023 y 2024 sean absolutamente democráticas, por eso ha propuesto una reforma electoral donde se contempla, entre otras cosas, garantizar que el INE cumpla con su tarea de organizar las elecciones, sin asumir funciones ajenas a ese propósito; por último, pero no al final, se ubica la preocupación del presidente por lograr la definitiva la separación, aún en ciernes, del poder económico del poder político, así como fortalecer la política social para que ésta prevalezca hasta lograr la desaparición de la desigualdad y la pobreza..
En el ámbito internacional, Latinoamérica atraviesa por una peculiar fase histórica, que no escapa a la sensibilidad política de López Obrador, quien ha impulsado la integración de la región sin dependencia alguna para dar mayor poder de negociación política y económica a la región.
Otra de las claves del liderazgo de López Obrador, son las profundas raíces en la historia mexicana tanto de su discurso, como de su acción, lo cual le permite identificar las luchas emprendidas por el pueblo mexicano. Esa identidad se traslada y cimienta las estrechas relaciones de la población con quien encabeza sus luchas actuales. Además, como su apego a la verdad es absoluto y creible, eso lo agradece la ciudadanía acostumbrada a los políticos que le mentían o lo traicionaban, y en su mayoría enriquecidos con el opaco manejo de los recursos públicos. Por eso, la población apoya la lucha contra la corrupción, incluso, exigiendo ir cada vez más a fondo y espera que los próximos funcionarios se mantengan cercanos a los problemas, los develen, los den a conocer, los enfrenten con decisión, no mientan y no utilicen los recursos públicos en su provecho personal.
No es difícil reconocer el éxito político de AMLO, pero la derecha trata de descalificarlo mediante campañas de mentirosas con el propósito de dañar su desprestigio personal, pero son incapaces de hacer alguna crítica contra el proyecto de la Cuarta Transformación o rechazan partes y enfatizan fallas que todo proceso intenso de cambio suele tener. Pero, además, la derecha y los partidos liderados por el señor X, han sido incapaces de presentar un proyecto de país y de futuro que arraigue entre la población; al parecer el único propósito del bloque opositor es volver al pasado neoliberal.
Pero hay algo más. La población, el llamado “ciudadano de a pie”, además de los buenos resultados del gobierno, busca hacerse visible y las movilizaciones frecuentes hablan de la gente que reconoce sus derechos y lucha por ellos y aprecia lo valioso de un presidente enfrentado con al establishment que los invisibilizó, lo cual fortalece la identidad entre pueblo y gobierno. El fortalecimiento de la identidad, lo logra López Obrador convirtiendo la esperanza en acciones de un gobierno que cumple con el Proyecto Alternativo de Nación que la gente conoció, discutió y aprobó con su voto. Todos los días AMLO renueva el compromiso de su gobierno: “Por el bien de todos, primero los pobres”, es decir, les recuerda a los humillados y ofendidos que el gobierno es de ellos.