Laura Evelia Vázquez Maldonado fue asesinada y su cuerpo abandonado dentro de un caño, en terrenos de cultivo de San Vicente Ferrer, inspectoría perteneciente a este municipio, la víctima tenía 30 años, era oriunda de Santiago Miahuatlán, estaba casada y tenía un hijo de 12 años. Su familia ha elevado la voz para exigir a las autoridades que este feminicidio no quede impune, hasta el momento no hay detenidos por este crimen.
El cadáver fue hallado la mañana del viernes en lo campos de cultivo en la exvía Esperanza; a través del número de emergencias 911 se alertó a las autoridades de la presencia de una mujer inconsciente, por lo que al lugar se trasladaron corporaciones de auxilio y policías municipales.
Al momento de revisar el cuerpo los paramédicos determinaron que la mujer ya no contaba con signos vitales, por lo que se procedió a acordonar la zona y notificar del hecho a la Fiscalía General del Estado (FGE).
Horas antes Laura había salido de su domicilio en la colonia Luis Donaldo Colosio para dirigirse a su trabajo, en una empresa maquiladora ubicada en Santiago Miahuatlán, su familia jamás se enteró que no logró llegar a su centro laboral.
Fue al atardecer cuando notaron que no regresaba de su trabajo cuando comenzaron a buscarla, su foto fue difundida en redes sociales solicitando información sobre su paradero. Finalmente, su esposo acudió al anfiteatro del Panteón Municipal donde confirmó que el cadáver hallado esa mañana correspondía a su esposa.
La FGE abrió una carpeta de investigación para investigar el caso, trascendió que se enmarcará como feminicidio. Hasta el momento no se conocen cuáles son las líneas de investigación que se siguen en la indagatoria, tampoco hay personas detenidas por este crimen.
Sus familiares acudieron al día siguiente al sitio donde fue localizado el cuerpo de Laura donde colocaron una ofrenda y una cruz en su memoria. Desde ese lugar su madre pidió a los investigadores y jueces ponerse en su lugar y ser sensibles ante el gran dolor que enfrenta por el asesinato de su hija.
“Es un dolor que no tiene medida” manifestó entre lágrimas y con la voz quebrada; para pedir que la justicia no demore, que el feminicidio no quede impune y que quien o quienes cometieron el crimen paguen por todo lo que hicieron a su hija. Al mismo tiempo su padre, Javier, se unió al llamado pidiendo a las autoridades que hagan su trabajo para esclarecer ese feminicidio.
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