Un selecto grupo de candidatos a jueces de distrito y magistrados de circuito del Poder Judicial Federal (PJF) –hace unos días– fueron convocados a participar a una atípica reunión, que era algo así como “una cita a ciegas”, pues no sabían cuál era el propósito de ese encuentro. Al final quedaron pasmados de lo que ahí escucharon.
Su asombro creció cuando un destacado personaje, que fue el anfitrión, les explicó una peculiar propuesta: tenían que cerrar filas con él, ya que próximamente será el nuevo presidente del Consejo de la Judicatura del Poder Judicial de Puebla y a cambio de ese apoyo, habría el impuso necesario para que ellos ganen la elección que definirá a los próximos togados del Poder Judicial Federal.
La mayoría de los asistentes no cabían en la sorpresa luego de escuchar ese planteamiento.
Algunos habrían reaccionado con total incredulidad y otros más, seguramente con jubilo, al creer que era una buena oportunidad para colarse en la posibilidad de ser los primeros jueces o magistrados en ser electos mediante el voto popular, en los comicios que habrá el próximo 1 de junio.
Había motivos firmes, de peso, para creer que podía ser cierta esa propuesta de intercambiar apoyos.
Cómo no creer que era de alcances reales ese planteamiento, si la reunión se hizo una sala de juntas del llamado edificio Tundra, que forma parte del complejo de Ciudad Judicial. El inmueble se ubica en la dirección Bulevar Municipio Libre 1933 y ahí es donde preside el Tribunal de Justicia Administrativa del estado de Puebla.
Y quien los convocó fue el magistrado Martín Fuentes Morales, quien efectivamente ha sido mencionado en diferentes espacios de opinión pública como un serio aspirante a sustituir a José Eduardo Hernández Sánchez, como presidente del Consejo de la Judicatura, que es el órgano de control del Poder Judicial poblano.
Ahí en ese encuentro, Fuentes Morales se habría presentado él mismo como “el tapado” del gobernador Alejandro Armenta Mier para ocupar el máximo cargo en el aparato de administración de justicia en el estado.
Martín Fuentes tiene exactamente un año que el Congreso del estado lo nombró magistrado del Tribunal de Justicia Administrativa.
Esa posición lo sacó del ostracismo político, luego de que fue legislador y secretario del gabinete en los gobiernos estatales de Mario Marín Torres y Melquiades Morales Flores, respectivamente, para después quedarse en “la banca”, que es una frase que se usa para quienes un día tuvieron un cargo público importante y después se quedaron sin nada.
Desde diciembre pasado, muchos empezaron a calificar a Martín Fuentes como “un magistrado armentista”.
Por ende, se le veía con posibilidades de llegar a ocupar la presidencia del Consejo de la Judicatura o del Tribunal Superior de Justicia, que son dos posiciones que en estos meses se tienen que renovar.
Frente a esa visión es necesario preguntarse: ¿son reales las posibilidades de Martín Fuentes de tener un crecimiento meteórico en el Poder Judicial?
La respuesta es: todo eso que se ha mencionado de que Martín Fuentes podría “volar alto” en el Poder Judicial es una mera ilusión.
Fuentes Morales no tiene la más mínima posibilidad de llegar ni al Consejo de la Judicatura ni a la presidencia del Tribunal Superior de Justicia. No por un asunto de orden político, sino por un asunto de naturaleza jurídica.
Resulta que, a principios de ese año, el Congreso del estado aprobó una serie de reformas y adiciones a la Constitución General del Estado de Puebla, entre las cuales se hicieron cambios importantes al Poder Judicial.
Una de esas reformas determinó que el Tribunal de Justicia Administrativa, al que pertenece el magistrado Martín Fuentes Morales, quedó separado del Poder Judicial de Puebla y ahora, es un órgano autónomo.
Por tanto, ningún togado del Tribunal de Justicia Administrativa tiene la más mínima posibilidad de presidir el Poder Judicial de Puebla.
Lo que significa que la propuesta de Martín Fuentes –que les hizo a los candidatos del PJF– de que los apoyaran para llegar al Consejo de la Judicatura no tiene alcances de nada.
Solo es reflejo de que Martín Fuentes ha resultado ser un mal novato como magistrado.
Que sus tribulaciones en el ambiente judicial están devaluando muy rápido su estatus en el Tribunal de Justicia Administrativa.
Sobre todo, porque esta utilizando en nombre del gobernador para promoverse en una empresa perdida.
