Nuevamente la impunidad y el cinismo, es lo que vimos en días pasados de parte del gobierno israelita, quien, sin el mayor respeto al Derecho Internacional, a la dignidad y los derechos humanos, interceptaron a la Global Flotilla Sumud, secuestrando a sus integrantes, pero sobre todo evitando que la ayuda humanitaria llegase al pueblo palestino.
La flotilla, impulsada por organizaciones no gubernamentales de varios países estaba integrada por poco menos de quinientos activistas y periodistas de cincuenta países, seis mexicanos entre ellos.
Los activistas se trasladaban en medio centenar de embarcaciones que habían salido de distintos puertos africanos y europeos, en el ánimo de romper el cerco impuesto por el gobierno de Benjamín Netanyahu y hacer llegar el apoyo humanitario a un pueblo en asedio genocida. Destaca, además, el carácter pacífico, de solidaridad internacional y de evidente repudio al genocidio en Gaza, por lo que salen de lugar las afirmaciones del ministro de Seguridad Nacional israelí, Ilamar Ben-Gvir, cuando afirmó que los participantes deberían ser encarcelados como terroristas. Es lo mismo que ha hecho Donald Trump, justificando así sus ataques y tropelías impunes, como los recientes ataques a embarcaciones venezolanas.
Nadie que se precie ser amante de la paz y la solidaridad, podría estar de acuerdo con las acciones impunes del gobierno de Israel, por algo algunos países cuyos gobiernos habían manifestado su presunta neutralidad en este caso, se han manifestado en contra, como es el caso de Pedro Sánchez, ministro español. Ya no digamos Gustavo Petro de Colombia, que ha roto relaciones con el país agresor y genocida. Eso nos lleva a una cuestión que resalta de la Global Flotilla Sumud, en tanto ha logrado avanzar más, que no lo hacen los gobiernos del mundo, apoltronados en su tibieza y “moderación” diplomática. La resistencia civil pacífica, ha logrado romper el bloqueo israelí de Gaza, no solo mediáticamente, sino en cuanto a movilización internacional. Por algo los propios ocupantes de la flotilla en el mar, fue sobrepasada por la de tierra. Es cierto, constituye “uno de los actos de desobediencia civil más exitosos de la historia reciente”.
La toma de la flotilla y el secuestro de los y los integrantes de la misma, muestran lo cínico y mentiroso que son las autoridades israelitas. Primero, han negado el ataque con drones a las embarcaciones de los activistas, aunque un funcionario de la administración del presidente norteamericano haya aceptado el hecho. Segundo, con la desfachatez de la embajadora israelí en México, Einat Kranz Neiger, quien negó el maltrato a los integrantes de la flotilla. No se quedó ahí, todavía se atrevió a afirmar que, “muchos de los participantes de la flotilla publicaron estas declaraciones y parece que fue algo con un propósito de deslegitimizar a Israel y nosotros lo negamos completamente”.
Mayor deslegitimación israelitas no puede haber con la impune e ilegal acción contra la flotilla, pero sobre todo el genocidio que sigue operando en Gaza. Con esto, quien puede dudar de la denuncia hecha pública por los seis mexicanos que fueron integrantes de la flotilla.
La experiencia de la Flotilla Sumud nos dice que, si se pueden hacer las cosas, y que todavía hay muchas acciones por emprender …aunque los gobiernos no hagan nada.
