El lamentable fallecimiento del ciclista británico Tom Simpson durante el Tour de Francia en 1967 por el uso de anfetaminas y alcohol ,haría un cambio en las pruebas de salud de los Juegos Olímpicos para evitar nuevamente la tragedia y asegurar un “juego limpio” durante las competencias.
Tom Simpson fue el primer ciclista británico que llegó a los Juegos Olímpicos; su carrera comenzó tras su inscripción en el Club Ciclista Harworth junto con sus dos hermanos. En 1952 obtuvo su primera medalla de oro, con tan solo 18 años. Tom ganó su lugar en los Juegos Olímpicos de Melbourne donde conquistó la presea de bronce en persecución por equipos.
Simpson era un excelente ciclista de pista, sin embargo su sueño era ser un experto en la disciplina de ciclismo en ruta, por lo que decidió mudarse en 1959 a La Bretaña donde compitió como un amateur hasta que en agosto del mismo año consiguió volverse un profesional en la especialidad.
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Horas más tardes se informó que el ciclista había llegado muerto al hospital, y tras los resultados de su autopsia se descubrió que Simpson falleció durante su segunda caída, la causa fue una insuficiencia cardíaca ocasionada por una mezcla de anfetaminas y alcohol. Las sustancias fueron suministradas por su entrenador, quien lo propuso como opción después de que el atleta sufriera de una gastroenteritis.
Tras su fallecimiento empezarían las regularizaciones de las sustancias ilícitas en el deporte, en 1967, tras la muerte de Simpson, el Comité Olímpico Internacional (COI) y el Comité Paralímpico Internacional (CPI) establecieron normas antidopaje para los Juegos basándose en el Código de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA).
El COI se opuso fuertemente al dopaje, tanto así que creó la Comisión Médica del COI, la cual empezó a realizar controles antidopajes en los Juegos Olímpicos de México 1968. Actualmente la AMA publica una lista de sustancias y prácticas que están prohibidas dentro y fuera de zonas de competencia.
Desde los Juegos Olímpicos de México 1968 se han realizado un aproximado de 21 mil 849 pruebas de dopaje a distintos atletas, de los cuales 94 han sido sancionados por una o más violaciones de las reglas del dopaje.
En cada edición de los Juegos desde México 68 hubieron atletas que regresaron sus medallas por haber salido positivos en las pruebas de dopaje.
Desde 1968 hasta Londres 2012, Atenas 2004 tuvo la mayor cantidad de casos, con 26, en 3 mil 667 pruebas; Beijing 2008, 25, en 4 mil 770; Londres 2012 con 73 casos también variados; Río 2016 fueron 18 los resultados adversos, cuatro atletas dieron positivo varias veces, porque les tomaron muestras en diferentes ocasiones.
Al marcar positivo en las pruebas de dopaje, los atletas son sancionados por el COI y en el caso de que hayan ganado una medalla se deberá regresar la presea para que esta vaya al atleta o equipo que estén debajo de ellos en el pódium o ranking obtenga la medalla, un ejemplo fue durante Beijing 2008 con la atleta mexicana Damaris Aguirre quien había quedado en sexto durante su prueba de halterofilia, pero los dopajes de campeona olímpica, Cao Lei, la kazaja Alla Vazhenina (plata) y la rusa Nadezhda Evstykhina (bronce) le darían las medallas a los tres lugares bajo ellas, coronando a Aguirre como bronce Olímpico.
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