En su más reciente exposición virtual, la Biblioteca Histórica José María Lafragua de la UAP ofrece la exploración de “un casi desconocido universo de conocimientos e imágenes que resguarda: los calendarios o almanaques decimonónicos”. Denominada Un universo de conocimientos e imágenes. Los calendarios del siglo XIX: México y Puebla, la muestra busca dar a conocer la relevancia que adquirieron los calendarios y otras publicaciones en ciudades como Puebla así como vislumbrar el papel que asumieron sus editores.
Curada por María José Rojas Rendón, doctorante en Historia del arte por la UNAM, la exhibición integra ejemplos de estos pequeños impresos que se publicaban de manera anual, relevantes por sus cualidades informativas, instructivas y de entretenimiento, además de su costo accesible y la inclusión de una gran cantidad de ilustraciones.
Alojada en el sitio electrónico https://bidilafragua.buap.mx/expo-virtuales/, la exposición cuenta con la edición digital de Edgar Iván Mondragón Aguilera, coordinador de Proyectos e Iván Pérez Pineda, encargado de Tecnologías de la Información.
Dividida en 10 núcleos, inicia con El camino de los almanaques, más sobre ellos… en el que se muestra el cambio de contenido y apariencia en los calendarios, pues además de sus datos comunes –como meses, notas, fiestas y referencias históricas y religiosas-, se empezó a incluir tipografías, grabados y litografía. Destaca Ignacio Cumplido, con almanaques de vistosas portadas, así como Hesiquio Iriarte, un reconocido dibujante y litógrafo.
Sigue con Los calendarios de Ignacio Cumplido, un empresario exitoso en el que la curadora aborda a Ignacio Cumplido (1811-1887), considerado uno de los personajes más relevantes en los ámbitos de la impresión y de la edición del México decimonónico. “Autor prolífico, su producción comprendió periódicos, libros, revistas literarias, reglamentos, folletos, calendarios, entre otros. Su éxito como impresor y editor se debió, en parte, al esmero que puso en publicaciones como El Siglo Diez y Nueve, El Mosaico Mexicano, La Ilustración Mexicana y el Presente Amistoso.
La muestra sigue con El legado de Manuel Murguía: Los mexicanos pintados por sí mismos y sus calendarios, en torno a Manuel Murguía (1817-1860) quien incursionó también en el ramo de los calendarios, siendo una figura clave para comprender el entorno de los impresores, editores y litógrafos de México del siglo XIX. Se repara en una de sus obras más notables Los mexicanos pintados por sí mismos, una colección de tipos que fue publicada por entregas entre los años de 1854 y 1855.
El cuarto núcleo, denominado Los calendarios religiosos de El Negrito de Alberto María Angulo, la investigadora señala que se desconocen noticias sobre la actividad de este impresor y litógrafo de Puebla. En cuanto a sus almanaques, este personaje preparó cubiertas y portadas que ponen atención más bien en la tipografía.
En el quinto núcleo Juan N. Del Valle, autor de calendarios y guías para viajeros, María José Rojas refiere a este impresor y editor poblano del que no se tiene mucha información, aunque por sus publicaciones se sabe que imprimió en su negocio ubicado en la calle de la Carnicería núm. 12, obras teatrales, reglamentos, calendarios y tres guías para viajeros.
En el sexto núcleo Los calendarios de José María Macías, el impresor al servicio del gobierno se da cuenta sobre este personaje que ayuda a comprender el universo editorial y de las imprentas en Puebla a mediados del siglo XIX. Mientras que en el siguiente José María Rivera y sus calendarios longevos se aborda a este personaje poblano desde cuyo establecimiento ubicado en la calle de Molina núm. 1 y posteriormente en Tabaquería, calle de Carnicería, junto al núm. 6, se editaron e imprimieron tres tipos de calendarios: de J. María Rivera, arreglado al meridiano de Puebla; Angelopolitano de J. M. Rivera; y Calendario publicado por los amantes del Sagrado Corazón de María.
En el octavo núcleo Impresos de todo y para todos, calendarios temáticos se muestra cómo en la segunda mitad del siglo XIX, los editores fueron conscientes de la gran demanda de calendarios por lo que ofrecieron ejemplares con temáticas más específicas.
En el penúltimo núcleo denominado Tiempos nuevos: Calendario de Junípero y el Almanaque del Padre Cobos, el internauta podrá conocer cómo, “desde la década de los 60 del siglo XIX comenzaron a implementarse más variantes e innovaciones para los calendarios”, como escribe Rojas Rendón. Dice que ejemplo de ello, es el Calendario de Junípero de 1864 editado por Simón Blanquel, quien publicó una gran cantidad de almanaques.
La exposición Un universo de conocimientos e imágenes. Los calendarios del siglo XIX: México y Puebla cierra con el núcleo La relación editor-público que destaca el papel del público, pues fue gracias a este actor que estos impresos tuvieron un papel relevante.
