Una de las obras corales más ejecutadas en la historia de la música, tal vez sea Carmina Burana, que es una cantata escénica compuesta por el músico alemán Carl Orff (1895 – 1982) en 1935 y 1936. Esta obra, basada en una colección de textos medievales, destaca por su poderosa música, ritmos vigorosos y un fuerte impacto emocional.
Los cantos de esta obra provienen de una colección de poemas y canciones medievales escritas en latín, alemán antiguo y francés medieval. Los textos que se pueden escuchar en “Carmina Burana” o “Canciones de Beuren”, fueron descubiertos en el siglo XIX y representan una variedad de temas, desde el amor y la naturaleza hasta la vida mundana y la crítica social. Evoca una amplia gama de emociones, desde la exuberancia y la alegría hasta la angustia y la desesperación. Los temas principales incluyen la naturaleza cíclica de la fortuna, la lujuria y el amor, así como la fugacidad de la vida humana.
Poco conocida es la “Carmina Burana: Chants d’amour et de dévotion du Moyen Âge” (Carmina Burana: Cantos de amor y devoción de la Edad Media), que es una grabación dirigida por otro músico referente de la música medieval y renacentista; el inglés Philippe Picket, quien, fiel al estilo y la estética de la música de esa época, utilizó instrumentos antiguos y técnicas de interpretación basadas en la investigación musicológica, dando como resultado una experiencia auditiva que literalmente transporta a la atmósfera y el espíritu de la Edad Media, proporcionando una ventana a la rica tradición musical de ese período.
Personalmente disfruto ambas obras, aunque definitivamente la versión de Orff es la que más se ejecuta y por lo mismo, la que se puede valorar en vivo con toda su espectacularidad.
Carl Orff fue un músico que se ubica dentro del movimiento musical llamado Neoclasicismo, que representa un intento de reconciliar la tradición clásica con la innovación moderna, creando un estilo distintivo que refleja tanto la continuidad como la evolución en la música occidental. El resultado de esta visión del arte resulta particularmente interesante pues equilibra la tradición y la novedad. Esta fusión de elementos tradicionales y contemporáneos crea un estilo único y distintivo. Además, muy a menudo incluye referencias directas o indirectas a la música del período clásico. Estas citas pueden adoptar la forma de arreglos musicales, parodias o reinvenciones de obras conocidas. Esta conexión con la historia de la música añade profundidad y significado a las composiciones, permitiendo a los oyentes apreciar la riqueza y la diversidad de la tradición musical occidental.
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Fue un músico precoz, comenzando a tocar el piano desde los 5 años de edad; sin embargo, desde pequeño ya se perfilaba como compositor más que como ejecutante. De hecho, a los 16 años de edad comenzó a publicar obras musicales.
Tuvo que enrolarse con el ejército durante la Primera Guerra Mundial (1914 – 1918) donde fue gravemente herido durante un bombardeo de artillería mientras se encontraba en una trinchera; lo cual condicionó que regresara a proseguir sus estudios musicales.
A mediados de la década de los años veinte, comenzó a formular un concepto que llamó Elementare Musik (música elemental) basado en la unidad de las artes, simbolizado por las antiguas musas griegas (vocablo del cual proviene el nombre música), involucrando a la danza, la poesía, la imagen, el diseño y el teatro.
Desarrolló teorías en educación musical, con un enfoque primordial a los niños, aunque se le ha criticado en una forma particularmente ruda el haber tenido una relación con el fascismo alemán y el Partido Nacionalsocialista. De hecho, Carmina Burana fue muy popular en la Alemania Nazi y hay evidencias que sugieren su colaboración con autoridades nazis. Como sea, fue aceptado como músico y se le permitió en la postguerra su actividad como compositor.
Un día como hoy, 29 de marzo, pero de 1982, murió a los 86 años de edad. No hay información específica disponible públicamente sobre su última enfermedad y si bien los detalles médicos de su salud en ese tiempo no eran ampliamente conocidos ni divulgados como en la actualidad; se ha planteado que padeció cáncer de páncreas y que su defunción obedeció a un problema cardiaco.
Su legado musical seguirá y su Carmina Burana, continuará siendo interpretada y admirada en todo el mundo. Orff fue enterrado en una capilla al sur de Múnich, en Alemania. Su lápida muestra escrito su nombre, las fechas de nacimiento y deceso y la inscripción Summus finis (El fin más alto), que es la expresión en latín que se traduce como “el fin supremo” o “la meta más alta”. En este caso, se refiere a un estado o condición que representa el máximo logro o el objetivo final que se busca alcanzar. En el caso de Carl Orff efectivamente se ajusta al concepto de realización completa del ser humano. Mezclando lo antiguo y lo moderno, Carmina Burana es una obra que dignifica, enaltece, encumbra y ennoblece al ser humano.
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