Dedicado a Mayte y a Natalia en recuerdo de Carlos
Recuerdos, olores, sonrisas, personas, etapas. Alegrías, tristezas, corajes, temores. Logros, alcances, encuentros, aprendizajes. La radio, y en especial la comunitaria, es todo eso y más. Hacer radio comunitaria es hacer vida, es encontrar caminos para transitar por el tiempo y el espacio. La radio comunitaria nos acerca en la distancia, nos permite abrir los horizontes. Hacer radio comunitaria es compartir, construir en conjunto. Vivir la radio comunitaria es vivir en comunicación con las y los otros; es alimentarse del encuentro constante. Aprender radio comunitaria es aprender una forma de ser, sentir los sonidos, conocer sus olores, mirar sus colores. Es abrirse a una nueva forma de escuchar, a muchas formas de hablar con y sin palabras. Enseñar radio comunitaria es dar una parte de uno mismo, es reconocer aprendizajes en los aprendices.
Desde la radio comunitaria uno habla con los otros, no para los otros. La familia de la radio comunitaria es extensa, amplia, geográficamente dispersa y muy variada. A través de una radio comunitaria uno puede ser libre, puede ser crítico, puede ejercer sus derechos, puede comparar realidades y formar criterios.
Hacer y escuchar radio comunitaria es mirarse en un espejo, ver la vida reflejada, los temas importantes comentados, los problemas discutidos, los logros alcanzados. La radio es la comunidad. La comunidad es la radio.
El domingo pasado la enorme familia de la radio comunitaria en Oaxaca, en México, en América Latina, en el mundo perdió a un miembro. Carlos Plascencia Fabila, a sus 59 años, se adelantó súbitamente a un mundo donde convergen todos los sonidos, todas las voces. Carlos comenzó en el camino de la comunicación comunitaria desde 1979, fue uno de los iniciadores del Sistema de Radiodifusión Indigenista del entonces INI, hoy CDI. Contribuyó con más de 500 estaciones de radio comunitarias en procesos de producción, capacitación, formación. Carlos era activista, luchador por los derechos humanos, por los derechos territoriales, por los derechos a la comunicación y a la información. Carlos construyó muchos puentes sonoros, muchos caminos musicales, muchas avenidas visuales.
Desde el domingo pasado personas de distintos pueblos, naciones, idiomas y medios han expresado con dolor su partida, la ausencia que deja, el legado que comparte, las enseñanzas brindadas y la bondad y cariño con el que hizo cada cosa. Con ese mismo cariño, respeto y admiración desde este espacio decimos hasta donde nos sigas escuchando, Carlos, ¡Viva la radio, vida la vida! Gracias por tanto.