México está altamente expuesto a una gran variedad de fenómenos geológicos e hidrometeorológicos. El país está catalogado como uno de los de mayor actividad sísmica en el mundo, presentando anualmente más de 90 sismos con magnitud de 4 o más en la escala de Richter. Aproximadamente, el 40 por ciento del territorio nacional, y más de una cuarta parte de la población, están expuestos a tormentas, huracanes e inundaciones.
Los fenómenos hidrometeorológicos que provocan las mayores pérdidas, son las sequías, tormentas tropicales, inundaciones y temperaturas extremas. El número de fenómenos meteorológicos, climáticos e hídricos extremos, está aumentando y serán más frecuentes y graves en muchas partes del mundo como consecuencia del cambio climático; eso significa más ondas de calor, sequías e incendios forestales como los ocurridos recientemente en Europa y Norte América. Hay más vapor de agua en la atmósfera, lo que provoca precipitaciones extremas y más inundaciones. El calentamiento de los océanos ha afectado la frecuencia y ha extendido el área de alcance de las tormentas tropicales más intensas.
La Organización Meteorológica Mundial, informa que cada día de los últimos 50 años, los desastres meteorológicos han ocasionado la muerte de 115 personas y pérdidas por 202 millones de dólares.
En México, entre 1980 y 2018, se han presentado al menos 20 eventos de desastres naturales de enorme magnitud con 11 mil 841 decesos, pérdidas económicas por 2 mil 812.3 millones de dólares; entre ellos: erupciones volcánicas, sismos, huracanes, inundaciones y tormentas tropicales.
Bastó el olor a corrupción para que, sin un análisis exhaustivo, desaparecieran 109 fondos y fideicomisos, esto incluyó el Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden), el cual, afirmó el presidente López Obrador, era la “caja chica” de varios funcionarios, y fuente de corrupción en la entrega de los apoyos a damnificados; sin embargo, a la fecha no hay ningún exfuncionario procesado por tal delito, en cambio, los recursos que tenía ese fideicomiso desaparecieron, y los afectados por Grace siguen esperando ayuda. Desde hace dos años no se contrata seguro catastrófico para el sector agropecuario, lo que significa que está sin protección ante sequías, granizadas, inundaciones y vientos huracanados. Los gobiernos locales pasan desapercibidos con diminutas intervenciones en esta materia.
Es tarea primordial del Ejecutivo federal, gobiernos estatales y municipales, la conservación y protección a la sociedad frente a los riesgos, peligros y daños provenientes de fenómenos naturales o humanos que puedan dar lugar a desastres que alteren la vida cotidiana de la población.
Todo país vulnerable, cuenta con políticas de prevención y atención a desastres naturales, designando recursos suficientes. México no debe minimizar un sistema de alerta temprana multirriesgos y crear un fondo de apoyo social ante Desastres Naturales de prevención de desastres, y atención a la población rural afectada por contingencias climatológicas, a fin de que el Estado cuente con un instrumento transparente que facilite el acceso inmediato a los recursos y atención oportuna a personas y familias afectadas por los fenómenos naturales.