Lunes, diciembre 11, 2023

La pasión pictórica de Antonio Álvarez Morán por Lyn May se verá en exposición virtual

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Un maduro y barbado Antonio Álvarez Morán (Puebla, 24 de septiembre de 1959) abraza por su pequeña cintura a Lyn May tras su presentación en un antro poblano en el ahora ya lejano 2007. Aquella fotografía en la que esta inusual pareja posan cercanos y sonrientes, significó para el pintor la concreción física de un ejercicio artístico en el que la figura de la bailarina considerada un ícono del espectáculo en México era la protagonista de su obra.


Años después de aquella fotografía Polaroid, pintor y vedette volverán a posar el próximo jueves 20 de julio a las 18 horas en el Teatro de la Ciudad cuando inauguren la exposición virtual Lyn May y yo, que estará alojada en alvarezmania.com, galería virtual del creador multidisciplinario que este año festeja 50 años de labor.

La muestra, señala el artista durante una entrevista, es la conjunción de la obra total que desde hace unas cinco décadas ha realizado en torno a quien considera la “auténtica reina de las vedettes de México”. Aparecerán las pinturas, los performances, los chismes y las aventuras de escándalo que vivió la original dupla que alguna vez, según las revistas de espectáculos, fue pareja sentimental.

La pasión pictórica por Lyn May, cuenta Álvarez Morán, comenzó a mediados de los años 70 del siglo anterior cuando, todavía “chamaco”, su pared adolescente estaba cubierta con reproducciones de obras de arte, fotografías de jóvenes mujeres y de artistas, que formaban parte de collages que su autor iba pegando, tapizando toda su recámara. Entre esas imágenes destacaba una: la de una también joven Lyn May que había recortado del periódico.

“Desde entonces me llamó la atención. Ya en la década siguiente, en los años 80, hice un primer dibujo en lápices de colores en un momento en que tenía la televisión puesta y estaban pasando la película de Los lavaderos, que es una de las películas en las que aparece Lyn May”, recuerda.

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El exacadémico de la Universidad de las Américas Puebla prosigue que fue a inicios de los años 90 del siglo anterior, por ahí de 1992, cuando hizo el cuadro 50 luces en el que retoma el empaque la cajetilla de cerillos de la marca Clásicos para poner, en lugar de la escultura de la Venus de Milo y el Partenón, a la contoneada figura de Lyn May acompañada de la pirámide de Cholula.

Luego, continúa el artista, vinieron piezas como La Santa Lyn May y La Estrella –en la que la vedette aparece al lado del comediante Capulina-, hasta llegar en 2007 a una de las obras más representativas que nace justo después de haber conocido personalmente a la bailarina en el antro de Puebla, lugar en el que le fue presentada, para así iniciar una larga y fructífera amistad. Se trata de Farándula Cubista, en la que Álvarez Morán hace un homenaje a Las señoritas de Avignon, obra clave de Picasso, a propósito de su 100 aniversario de creación, y en el que tomando otras seis obras del artista español hace una reinterpretación tomando imágenes de siete vedettes mexicanas, obra “en las que ella fue fundamental pues fue como mi asesora y prácticamente la única de todas ellas que continuaba y continua aún activa”. Lyn May, abunda, está pintada en tres cuadros de esta serie además de que hizo un performance, en la llamada Casa del Caballero Águila de San Pedro Cholula, bailando en la inauguración y conquistando al público que asistió.

El artista, cuya familia también fue de artistas, acota que siguió trabajando en torno al tema hasta que pensó en la exposición Lyn May y yo la cual hubiera sido difícil ser llevada a cabo de manera física, pues varia de la obra ya no está en sus manos, por lo que pensó en esta salida virtual y la posibilidad de inaugurarla con la presencia de la vedette.

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“Fundamentalmente, mi obra es muy autobiográfica. No puedo separar mi arte de mi vida: están fundidas, son lo mismo. Lo primero que hago al levantarme es ver lo que hice la noche anterior, a medias o pendiente, empezar a pensar y a hacer cosas. Mi vida particular está muy ligada a mi vida de artista.

“En el caso de Lyn May ha sido bastante mágico porque se han dado encuentros muy inesperados que de alguna manera fueron proyectados en obras de arte con pura imaginación y luego como que se hicieron realidad”, refiere el pintor.


Particularmente, nota que Lyn May es una representante muy puntual “de la belleza de la mujer en México”, desde el punto de vista que es una fusión de razas interesante: “su relación con la cultura oriental que está en su nombre y ciertos rasgos que tiene, pues si bien es originaria de Acapulco su familia vino de China, pero su cuerpo no es de esa región, sino de otro rumbo: de África, seguramente. Es una mezcla muy mexicana”.

Destaca que la apertura de la exposición Lyn May y yo en el Teatro de la Ciudad tendrá entrada libre y abrirá con un performance entre Álvarez Morán y la reconocida bailarina ícono del cine mexicano, a la par de que las obras serán proyectadas al tiempo que se inaugurará su versión virtual. Este formato, opina el artista, es algo que se puede ver desde el teléfono, en cualquier momento y lugar, una ventaja interesante como lo ha demostrado en las otras dos exposiciones: Ausencia y concepción, hecha a partir de unos dibujos realizados por religiosas que él intervino con agua bendita, la Holy Watercolor; y Mis primeras pinturas, con 24 de sus primeras obras pintadas entre 1973 y 1974, a sus 14 años de edad.  

Parte esencial de la muestra será una obra reciente que será la única instalada de manera física en el lobby del Teatro de la Ciudad: un tríptico denominado El jardín secreto de Lyn May en el cual, como lo hiciera el pintor flamenco el Bosco en su pintura El jardín de las delicias, mismo que permanecerá fuertemente cerrado por un candado.


“Es una obra en la que estuve trabajando diario, por dos meses prácticamente. Tiene mucho detalle. La obra del Bosco es un tríptico que se abre y se cierra, pero en este caso vamos a mostrar la parte exterior que son las puertas, pero ya con el candado no se podrá ver todavía y no voy a revelar lo que hay ahí: imaginen lo más polémico, inmoral, pornográfico, pueden imaginar cualquier cosa, algún día haremos la develación, pero por lo pronto queremos guardar esto como un secreto y es El jardín secreto de Lyn May”.

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