Miércoles, abril 24, 2024

La pandemia del caos

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Para la gran rueda de la fortuna del deporte profesional, el Covid-19 ha sido el garrote férreamente atravesado y nunca esperado que la paró en seco. Y mientras más opulento el botín, más graves las consecuencias, que en muchos casos apuntan directamente a la línea de flotación del sistema. El asunto está haciendo crisis en las ligas europeas, pero a la Fórmula 1 también le está llegando el agua al cuello, mientras la parálisis hace desesperar al golf y al tenis, que ven evaporarse las descomunales bolsas anticipadas.

En los EU, la discusión del momento se enfoca a los análisis clínicos indispensables para poner en marcha sus temporadas de básquet, beisbol y jockey sobre hielo en eventos sin público. Aun así, se requerirían miles y miles de paquetes para realizar pruebas regulares a todos los involucrados en el funcionamiento de cada partido, necesidad que choca con la inequidad que eso supondría para el pueblo estadounidense, cuyas solicitudes de exámenes médicos no está siendo satisfecha por el sistema de sanidad. Y se vería muy mal, concuerda todo mundo, que lo que la gente común sufre como una grave carencia, el deporte profesional lo derrochara impunemente. Frente a ese conflicto, pero pensando además en los cuantiosos gastos, los más impacientes aducen la conveniencia de no aplicarles análisis a personas asintomáticas. Y la controversia vuelve a su lugar de partida.

Eso sí, la NFL elaboró ya un calendario tentativo y está dispuesta a poner en marcha la temporada siguiendo las directrices del presidente Trump, que está urgiéndolos a todos a poner manos a la obra, bajo el argumento de que el show debe continuar, con más razón en tiempos que le demandan con urgencia el cumplimiento de su sempiterna misión de pan y circo. Y la MLS, más cauta, conmina a los equipos a que comiencen a entrenar pasado mañana, salvo que algún gobierno estatal desautorice al club local.

Europa. Las amenaza de la UEFA a las federaciones que han optado por dar por concluidas sus temporadas sigue en pie, lo cual no ha impedido que se gestionen resoluciones en tal sentido en Bélgica, Holanda y Escocia. Pero como los federativos no se mandan solos, deben contar con la conformidad de sus agremiados, con cuyos variados intereses están teniendo que negociar. En el resto de los países, la postura dominante es reanudar los torneos en cuanto se pueda, necesariamente a puerta cerrada.

Puntos de fricción. Cuando parecía que el futbol belga estaba dispuesto a desafiar el castigo de la UEFA, contratiempos de última hora han enturbiado la idea de suspender. Ante lo cual, la Federación resolvió someter el tema a votación, misma que se anunció precisamente para hoy, 4 de mayo. Y lo que al principio parecía contar con general consenso topa ahora con la inconformidad del Amberes, que insiste en jugar la final de Copa contra el Brujas –presunto campeón de la interrumpida competencia liguera–, con la esperanza de ganarla y colarse a la Liga de Europa venidera. A ver qué pasa.

También en Escocia debe votarse la moción de no reanudar torneos, dando por definitivas las tablas de posiciones tal como quedaron al sobrevenir la suspensión. Pero allí, el reglamento concede voto a cada equipo de las tres divisiones profesionales existentes, y para hacerse oficial, la decisión debe contar con el 75 por ciento de los votos. Las negociaciones fueron arduas y se estableció que habría que hacer ciertos cálculos antes de validar las tablas tal como quedaron, dado que algunos clubes tienen partidos pendientes. Y cuando parecía sellado el acuerdo, se descubrió que el sufragio del histórico Dundee FC no lo entregó a tiempo el correo, y cuando fue requerido el club cambió de opinión y votó todo lo contrario, malogrando lo del 75 por ciento. No quedó conforme el Celtic Glasgow, virtual campeón de liga por novena vez consecutiva, cuyas sospechas apuntan a que el Rangers, su eterno rival, fue quien “convenció” a los del Dundee para que se unieran al grupo que votó en contra. 13 puntos separan a Celtic y Rangers, pero éste se aferró a la posibilidad matemática para negarse a validar el proyecto inicial de la Federación. Además, estarían condenados a descender de categoría –a Tercera y Cuarta División, nada menos—históricos como el Hearts y el Stranraer. A ver qué pasa.

Tampoco en Holanda son fáciles las negociaciones para dar sus torneos por finiquitados. La moción federativa era dejar 2020 sin campeón ni descensos, dado que el liderato estaba siendo compartido por Ajax y AZ Alkmaar. Pero de inmediato se inconformó el Utrecht, pues sólo tres puntos lo separan del quinto peldaño –que da boleto para la Liga de la UEFA–, y tiene un partido pendiente. Está, por otro lado, la comprensible contra de los frustrados aspirantes al ascenso. Y todo sigue en veremos, por ahora.

Reanudaciones. En el resto de las federaciones europeas, una vez acordado que tendrán que jugar sin espectadores, la discusión se centra en las fechas de reanudación, con la presión adicional que supone la terminación de muchos contratos de jugadores el 30 de junio. Además de que la UEFA tampoco mueve de agosto sus fechas límite para las inscripciones tanto para la Champions como para la Liga de Europa.

Por lo pronto, Alemania quiere reanudar su torneo este sábado 9, si bien noticias llegadas de Colonia –tres futbolistas infectados con Covid-19—pudieran perturbar el plan. Y está pendiente la no autorización del gobierno de Angela Merkel para llevarlo a cabo.

En España, los futbolistas tendrán que dar su consentimiento por escrito para que se les aplique el examen clínico del Covid-19, y los médicos anuncian que, de cualquier manera, el riesgo de contagio será permanente. Tebas, el presidente de la FEF, es partidario de la reanudación, pero sin fecha tentativa por ahora. Y aun si al final no se jugara, habrá descensos, aclaró. Lo que sin duda moverá mucha agua, dados los intereses afectados.

En Inglaterra se planea eludir las zonas en las que se está cebando el coronavirus utilizando “estadios neutrales”, mal menor porque desnivela la competencia. Aun así, el Kun Agüero, goleador del ManCity y de la liga Premier, ha manifestado “mucho miedo” a jugar en condiciones en que la pandemia está asolando al país.

Mientras en Portugal se prevé un regreso tardío (junio o julio, no lo tienen claro), en Francia van a pedirle a su gobierno permiso para reanudar los torneos de Primera y Segunda a mediados de junio. Quieren anticipar la disputa de la Copa y de la Copa de la Liga, importantes porque dan pase para Europa a los vencedores.

Italia, el país europeo más golpeado por la pandemia, no ve posible jugar antes de agosto, y se calculan las pérdidas globales en torno a los 250 millones de euros. Rusia, menos afectada pero no menos precavida, sitúa la reanudación entre mediados de junio y mediados de julio. Y podríamos seguir así, de federación en federación, sin encontrar más que contradicciones, pues lo que se dijo ayer puede ser revisado mañana.

Total, que el deporte profesional es hoy el reino de la incertidumbre, disfrazada con cálculos económicos o cronológicos de gran vaguedad, porque el virus sigue activo y la gente encerrada. Y de paso aterrada. Y no son los mejor ubicados los más inconscientes –ésos que proclaman estúpidamente que todo es “un invento del gobierno”–, sino los más o menos conscientes. Ésos que, socráticamente, limitan su saber a no dar nada por cierto.

México. Y a todo esto, ¿qué se dice por aquí? Silencio, mutismo, disimulo. En el medio futbolístico, con mucho el más afectado, el rebaño ha respondido dócilmente a la voz del amo. Ni una palabra se alzó contra el albazo de la gavilla que acabó de un plumazo con la Primera A, nada más lógico que del juego y los jugadores, el torneo y los partidos, no haya la menor señal. Que de la afición, sobajada y burlada hasta el escarnio, es hasta natural que no parta pregunta ni queja alguna: la divorciaron de sus equipos y ya todo le importa un pepino. Pero que los futbolistas, que son los directamente afectados, tampoco haya otra cosa que resignación, eso sí va más allá del castaño oscuro.

Ominoso silencio, que pinta con claridad meridiana la vaporosa realidad de nuestro futbol.

En el fondo, nadie sabe nada. Esta pandemia se ríe de las previsiones y barrió con todas las seguridades. Y sin seguridades, la humana arrogancia está quedando por los suelos, de donde nunca debió despegar los pies. Justamente eso, la fragilidad humilde, debiera ser nuestra única seguridad.

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