El pasado 11 de abril de 2019, fue aprobada una reforma laboral en la Cámara de Diputados, la cual está por aprobarse por los Senadores. Esta reforma laboral es totalmente insuficiente, pues el principal obstáculo que tiene para enfrentar la precarización del empleo es la figura de “outsourcing” (‘subcontratación’, ‘externalización’ o ‘tercerización’), esquema que creció al amparo de la reforma laboral del 30 de noviembre de 2012 y que violenta los derechos de los trabajadores. La reforma calderonista reconoció el outsourcing “regulado” pero no lo desaparece, pues así conviene a los capitalistas, porque es una forma de explotación a gran escala y los trabajadores difícilmente se pueden defender. Luisa María Alcalde, actual secretaria del Trabajo, también propone la regulación de ese contratismo, pero no desaparecerlo.
Junto a este esquema de trabajo criminal, creció el empleo informal en todas las áreas, empresas e instituciones gubernamentales (30 millones 693 mil 39, información del 14 de febrero de 2019 de la Jornada, frente a los 14 millones 859 mil 075 de empleo formal), enriqueciéndose los patrones y empobreciendo a la clase trabajadora. Porque esta forma de contratación no garantiza estabilidad en el empleo, ya que no hay prestaciones, ni seguridad social, lo que trae como consecuencia que no haya ningún compromiso de los patrones reales con sus trabajadores.
Modificaciones principales en la Nueva Reforma Laboral 2019
1. Desaparición de las Juntas de Conciliación y Arbitraje. Serán sustituidas por Tribunales Laborales que dependerán del poder judicial de la Federación, como último recurso para los trabajadores, cuando hayan agotado las instancias conciliatorias.
2. Creación del Centro Nacional de Conciliación. Estos centros locales y federales son espacios de Conciliación, donde los patrones y trabajadores tendrán que llegar a un acuerdo en menos de 45 días. Este centro tendrá todos los CCT locales y federales, así como el registro de todas las organizaciones locales y federales en materia individual y colectiva. ¡Pero no habrá intervención de autoridades laborales, ni sanción a patrones por causa de despido!
3. Democracia Sindical. Habla de la libertad sindical, del derecho a la libre sindicación, voto personal libre y secreto, todo regido por el convenio 87 y 98 de la OIT.
4. Combate a los sindicatos blancos. Prohibiciones: evadir contribuciones, ejercer actos de violencia, participar en actos de simulación, constancias de votación falsa, obstaculizar la participación de los trabajadores. Consideramos que estas prohibiciones las seguirá ejerciendo la dirección charra como se hace el Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social (SNTSS), sin que la autoridad intervenga, dudamos que las cosas cambien.
5. Abre la puerta a la creación de más sindicatos. Añade artículo 360 de la Ley Federal del Trabajo. 360 “Los trabajadores podrán organizarse en sindicatos de la forma que ellos quieran”. Consideramos que con esta acción, debilitarán los derechos de los trabajadores, ya que propiciará una rebatinga por el poder sindical.
6. Regula régimen a trabajadores del hogar: El artículo 337 Establece que es obligación de los patrones inscribir a las trabajadores del hogar.
7. Igualdad de género. Artículo 3º Respeto para la libertad e igualdad de hombres y mujeres frente a la ley; condiciones dignas de seguridad e higiene en el trabajo que aseguren la vida y salud para los trabajadores y sus familias, ambiente libre de discriminación y violencia.
Estas modificaciones a la Ley Federal del Trabajo no derogan el sistema de trabajo outsourcing, por lo tanto no garantiza la estabilidad laboral, contratación colectiva, salario remunerador, seguridad social y libertad sindical. Esas son las demandas de la clase trabajadora para mejorar sus condiciones de vida y trabajo. Lo demás es letra muerta, ya que no toca para nada a los empresarios, ni al charrismo sindical, pues les permite seguir operando con impunidad. Debemos seguir luchando de manera organizada desde la base hasta alcanzar la victoria.
¡Lo que no hagamos los trabajadores nadie lo hará!
Del Boletín Jubiladas-os en Lucha, de trabajadoras activas y jubiladas del IMSS. Mayo de 2019.
Fascismo corporativo y la defensa del trabajo I
Oscar Ochoa Flores
Debemos reconocer en el concepto de lucha de clases el corazón de la teoría de izquierda, pues en esto radica la forma de dominación pasada, actual y futura; por lo mismo no hay gobierno de izquierda que exista si no combate y trastoca el régimen de explotación que provoca millones de pobres por un lado, y un puñado de mega-ricos por otro.
Por eso es necesario reconocer las características del gobierno que apenas cumple 4 meses, pero muestra como resolverá los conflictos laborales que han resultado de un régimen político y económico que por más de 30 años ha precarizado las condiciones de trabajo de toda la población. Por eso este pequeño escrito debió llamarse “la ética progresista y el espíritu del capitalismo tardío”, ya que parafraseando a Weber, surge un encuentro no muy fortuito entre las nuevas formas de comportamiento del gobierno entrante y el sistema capitalista en su fase tardía o salvaje. Y bajo las consignas de austeridad republicana, principios de no mentir, no engañar y no robar, y otras ocurrencias que parecen darle nuevo lustre al desgastado discurso de la clase política, el sistema político se recompone y cobra nuevas fuerzas.
Pero esta nueva forma de actuar no se le vende al pueblo sino a la clase dominante, local y foránea: los dueños del dinero. Estamos frente a un experimento donde México es el laboratorio, donde se está produciendo un nuevo fascismo de tipo corporativo, que diluye los crímenes y los abusos de las empresas y las autoridades mediante la estrategia discursiva de colocar al contrario en una derecha imaginaria, al nombrarlo “conservador”, “fifí” o simplemente ignorarlos en su dolor y angustia. Se está generando una estrategia donde la realidad desaparece por decreto y de una vez: el fin del neoliberalismo, la transformación de la mafia del poder en empresarios ejemplares o el silencio frente a los miles de muertos que siguen llenando las fosas clandestinas.
Por otro lado tratan de demostrar que su estrategia moralista es más rentable que la corrupción a ultranza que podría romper el saco. Es decir, se ofrecen como administradores más eficaces, que a la larga pueden rendir más para el capital. Ahí radica el centro de su propuesta: robar menos en lo político para robar (saquear, despojar) mejor en los negocios. Así lo indican los conflictos laborales de Coca Cola en Matamoros, la negativa de la Rectoría (que encubre al gobierno-patrón “austero” ) para atender las demandas del SITUAM o el trato diferencial de la Secretaría de Cultura que otorga prestaciones a los sindicatos a modo, y a otros como el SINITSEC/CTINAH se las niega. Este régimen va contra cualquier sindicalismo de clase y combativo, lo que muestra que las condiciones precarias de los trabajadores en todos los rubros van a empeorar.
Tal vez la mayor estrategia de este fascismo corporativo es el atentado contra la relación humano-naturaleza, mediante el despojo ilegal de territorios a los pueblos ancestrales. ¿Qué implicaciones tiene esto? Si en el siglo XIX ya se advertía sobre la alienación del trabajador con respecto del fruto de su trabajo en la producción industrial, distanciándolo del proceso completo de su creación; con el aniquilamiento de los ecosistemas se acude a la mayor de las alienaciones y el asesinato seguro de la mayor parte de la población. Al atentar contra los territorios de los pueblos originarios, donde está el 85% de los ecosistemas, se transgrede el primer vínculo del hombre con la naturaleza, alienándonos del trabajo esencial y con ello nuestra humanidad: la obtención del sustento mediante el cuidado de la tierra. Esto no queda ahí, ya hablaremos de las propuestas esperanzadoras que nacen de nuestros pueblos.
Todo pasa, todo cambia…
Por PP*
1º de mayo, aniversario de la gesta de los mártires de Chicago, fase violenta de la lucha de clases como consecuencia del florecimiento del capital decimonónico, típicamente europeo, en su trasplante a Estados Unidos en donde los obreros emigrados que trajeron con su bagaje la idea de un proletariado rebelde, dispuesto a pelear por sus derechos, impulsado por el ideal libertario, marcaron el camino a los proletarios de América y del mundo.
Eran los tiempos de la plusvalía absoluta (al prolongar la jornada de trabajo): la insaciable sed de ganancia llevó la explotación a niveles inhumanos agudizando la contradicción trabajo asalariado-capital y la lucha de clases se manifestó en estallidos como el de la Comuna de Paris en 1871 y el de la Plaza del Heno en Chicago 1886 y la conquista de la jornada de 8 horas.
La lucha de clases del siglo XIX se fue modificando a lo largo del siglo XX en la medida en que la forma dominante del capital cambiaba a tono con la sustitución de la producción de la plusvalía absoluta por la plusvalía relativa (al producir más valor en menos tiempo) y en consonancia con la conversión de los trabajadores asalariados en consumidores.
El Estado fiel acompañante y protector del capital, desde la revolución industrial, fue allanando el camino y eliminando resistencias, tanto internas como externas al mismo tiempo que al someter a los países menos desarrollados, estos fueron convertidos en consumidores de productos y fuente de materias primas para el imperio.
Así el Imperialismo como cáncer fue creciendo y desde Europa invadió todo el globo aprovechando las colonias que los europeos habían conquistado en África, Asia y América.
La historia del capital es la historia de sus cambios, en el marco de su relación con el Estado.
En sus inicios el capital productivo llegó para sustituir al capital comercial, luego el Capitalismo, en su crecimiento requirió de mercados y materias primas, más allá de sus países de origen y se lanzó a la conquista y colonización de los territorios de América, África, Asia y Oceanía.
En su etapa imperialista, que en los primeros años del siglo XX los teóricos llamaron la fase superior del capitalismo, los capitales de los países centrales exportaban sus productos preñados con la plusvalía generada por su proletariado nacional.
La pugna por los mercados y las materias primas en el Siglo XX desembocaron en las dos guerras mundiales en las que, como ya es costumbre, los obreros y campesinos –el pueblo trabajador-de los países beligerantes se mataron entre ellos, enajenados por sus respectivos Estados burgueses. Con el señuelo de la patria y la bandera dieron su sangre en la defensa de los intereses de sus explotadores nacionales.
Al trabajo enajenado se vino a sumar la enajenación de la conciencia y la patriotería borró o puso en suspenso la realidad de la lucha de clases.
Posteriormente comenzaron a exportar Capital en la forma de Maquinaria, Equipo y Tecnología: Inversión Extranjera Directa (IED) para explotar la fuerza de trabajo de los países subdesarrollados. En ambos casos la contradicción principal se presenta como “nacional”. La lucha sindical pasa a enfrentar a los trabajadores con su patrón localmente.
A pesar de ser explotados por el mismo patrón los obreros (y demás trabajadores) no se reconocen como camaradas, sino que las diferencias nacionales de los salarios generan, más bien una contradicción secundaria. El máximo logro del proletariado “nacional” fueron los sindicatos nacionales de Industria. (aunque en México la mayoría como cuerpo al servicio del Estado)
La 2ª posguerra trajo el llamado “Estado de Bienestar”, los salarios crecieron y se conquistaron mejores y mayores prestaciones. La elevación de la capacidad de consumo de los asalariados fortaleció el mercado interno. La producción creció y creció y convirtió el 3er cuarto del siglo XX en la “Época Dorada” del capitalismo.
Pero 1973 y el embargo petrolero marcan el fin de la era dorada, y el alza del petróleo de 3 a 43 U$/bl provoca una crisis y arranca la quimera petrolera: perforación en México, Alaska, Mar del Norte y más provocaron la sobreproducción y crisis de 1981.
Aparecen las TIC (tecnologías de la información y la comunicación) y la fuerza de trabajo es sustituida por los Robots y las computadoras. Los trabajadores de las grandes empresas transnacionales (ETN) son sustituidos por maquiladoras de los países periféricos y la producción se deslocaliza. Las ETN sólo ponen su sello, su marca, a un producto que es fruto del trabajo de un proletariado mundial indiferenciado y cuya realización dependerá del trabajo del conjunto de asalariados que, en el comercio, en el transporte, en los servicios son explotados para el enriquecimiento de la burguesía.
La contradicción es ahora entre la burguesía mundial y el trabajador colectivo conformado por todas las y los asalariados del mundo.
Hoy más que nunca se hace vigente el grito de 1848: ¡Proletarios de todos los países…uníos!
*Texto publicado por José Uriel Aréchiga en el número 160, mayo de 2017 de El Zenzontle