A lo largo del tiempo, la historia está llena de acontecimientos enternecedores y crueles; sin embargo, hay sucesos que pueden llenar de absoluta indignación, como lo sucedido a Miguel Serveto y Conesa, mayormente conocido como Miguel Servet, Miguel de Villanueva, Michel de Villeneuve o Michael Servetus; quien fue un médico, científico y teólogo español, nacido un 29 de septiembre entre 1509 y1511 y que murió en una fecha conocida con precisión, ya que fue quemado vivo a los 44 años de edad en Ginebra Suiza, el 27 de octubre de 1553.
La razón por la que fue conocido con varios nombres obedece a una serie de circunstancias sorprendentes en su vida. Desde muy joven sobresalió por su destacada inteligencia que lo llevó a dominar el latín, el griego y el hebrero. Como lector ávido, rápidamente agotó las fuentes de conocimiento que ofrecía su población natal, lo que le llevó a emprender viajes con fines académicos a países como España, Francia, Italia y Alemania. En este lapso, se vinculó con pensadores afines al protestantismo, pero en la postura de expresarse con libertad plena, en 1531 publicó un libro titulado De Trinitatis Erroribus (De los errores acerca de la Trinidad) que produjo gran escándalo entre los reformadores alemanes, por sus ideas tan atrevidas como ingenuas, pues erróneamente pensó que, a través de su pensamiento, generaría una evolución en la teología. A partir de tal momento, se inició una persecución contra él verdaderamente despiadada, considerándolo como un individuo blasfemo y, por lo tanto, pecador.
Con insistente osadía, continuó escribiendo textos que se leían con bastante interés, destacando Dialogorum de Trinitate (Diálogos sobre la Trinidad) y De Iustitia Regni Christi (Sobre la Justicia del Reino de Dios), que provocarían reacciones de escándalo y repudio entre los cristianos.
Sus ideas generaron un acoso implacable por la inquisición, que condicionaría su estancia en Francia, donde se ubicaría con una identidad diferente, cambiando su nombre al de Michel de Villeneuve. Allí trabajó en una imprenta, primero como corrector de pruebas para finalizar como editor, al demostrar su enorme conocimiento y sabiduría. Posteriormente hizo un viaje a Paris en donde se matriculó para estudiar medicina en la Universidad, teniendo un contacto íntimo y especial con grandes médicos de la época; sin embargo, siendo de un carácter irreverente y al mismo tiempo racional, tuvo enfrentamientos hostiles que debieron generarle tensión y frustración. Más tarde, dejaría Paris para así recorrer varios pueblos de Francia ya como médico que más adelante habría de acumular prestigio por su actuar profesional.
Su valor como intelectual abarcó cuestiones religiosas y tuvo una contribución excepcional a la medicina, al describir la circulación pulmonar. En un documento titulado Cristianismi restitutio (Restitución del cristianismo), en las páginas 170 y 171, Servet planteó sorprendentemente sin estudios experimentales, que el “espíritu vital” tenía su origen en el ventrículo izquierdo del corazón y que los pulmones se vinculaban directamente con él. Paralelamente, afirmó que la sangre que llegaba al ventrículo derecho, no se comunicaba directamente al corazón sino a los pulmones, y que se mezclaba con el aire que era inspirado. Este fue un logro extraordinario, que culminaría con la descripción de la circulación por William Harvey (1578-1657) quien fue un médico inglés que describió la circulación sanguínea de todo el cuerpo, bombeada por el corazón.
Para este momento, Servet mantenía una estrecha comunicación con Juan Calvino (1509-1564), quien fue precursor de la reforma protestante. Una serie de críticas de Servet hacia Calvino originó un resentimiento de este último, que posteriormente culminaría con la revelación de su verdadera identidad en un hecho que consideró una clara traición, su detención, interrogatorio y encarcelamiento en una población francesa llamada Vienne. Por alguna razón, logró evadirse, aunque fue sentenciado a muerte in absentia, es decir sin su presencia y por medio de una efigie (que es una representación figurada de alguien), fue quemado.
Para este momento Servet se dirigió a Italia pasando por Ginebra, Suiza, en donde al acudir a un servicio religioso, fue identificado y apresado, bajo la acusación de blasfemo y hereje. Un juicio en el que resaltaron los debates teológicos, culminó con la condena de muerte en la hoguera un día como hoy, pero de 1553.
Miguel Servet definitivamente fue un hombre que luchó por la libertad de expresión y la necesidad de que cada hombre actúe según sus principios y en la medida que le dicte su conciencia.
Tanto sus ideas como su legado en la Medicina condicionaron un avance extraordinario en la forma de pensar. No deja de ser asombroso que actualmente aún exista represión y persecución de quienes piensan o viven de una forma distinta al de las mayorías, como si el suplicio de Servet no hubiese tenido un impacto social. Por esta razón, vale la pena analizar los hechos de su vida y a través de esto, pensar que una sociedad tolerante, es más evolucionada que la retrógrada y represiva, de la cual en la actualidad existen ejemplos que no podemos de ninguna manera admitir y con los cuales desgraciadamente permanecemos lidiando en nuestra sociedad.
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