En su último día como titular de la Secretaría de Economía en Puebla, Olivia Salomón Vivaldo dio un informe, acompañada del gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina y representantes empresariales donde se informó que la inversión extranjera al mes de agosto supera los 3.4 mil millones de dólares (mdd). De acuerdo con los datos presentados, mil 2 millones de dólares ya fueron reconocidos por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Sin embargo, los 2 mil 467 millones restantes se encuentran pactados mediante negociaciones firmadas entre la iniciativa privada y el gobierno estatal.
Ese monto incluye las inversiones concretadas en 104 empresas de 19 países, que, en la práctica representan 52 por ciento de toda la inversión extranjera directa en la entidad.
En los datos presentados por Inegi en su momento y considerando el tipo de inversión, la reinversión de utilidades aportó 875.2 millones de dólares; las cuentas entre compañías, 121.2 millones de dólares, y las nuevas inversiones, 4.0 millones de dólares. Dicho recurso se destinó principalmente a proyectos de la industria automotriz, plástico, química, alimentos y bebida, fabricación de insumos textiles, industria del papel, entre otros. Al que le siguen los servicios financieros y de seguros y, el comercio al por mayor y menor.
Lo anterior y si bien desde el punto de vista del empleo será seguramente positivo y esperamos que también lo sea desde un punto de vista salarial, implica desafíos para la entidad en términos de los recursos requeridos, como son la tierra y el agua para la instalación y puesta en marcha de las nuevas empresas, principalmente si estas son de la industria manufacturera, además del cumplimiento de la legislación en materia de impacto ambiental.
Desconocemos por el momento la ubicación territorial de las nuevas empresas; sin embargo la entidad poblana se encuentra inmersa en el auge de lo que se conoce como nearshoring en México, que ha crecido en el país acorde a los constantes conflictos entre Estados Unidos y China y más recientemente con la pandemia de Covid–19 que paralizó a gran parte de los países afectando a diversas cadenas de suministros y evidenciando el riesgo de depender de producciones ubicadas en diversas partes del mundo, por lo que la tendencia es a reubicar las operaciones más cerca de donde los bienes o servicios serán vendidos, y en este caso nuestra cercanía con Estados Unidos nos coloca en una situación de receptores de la inversión con miras a abastecer ese mercado.