La Fiscalía General del Estado (FGE) ha sido incapaz de detener dos intentos de feminicidio en contra de una mujer oriunda de Tlatlauquitepec, a quien el agente del Ministerio Público le otorgó medidas cautelares, previas a los intentos de asesinato, que de nada han servido, pues las agresiones contra la víctima no solo prosiguen sino que ahora alcanzan a sus familiares.
La agraviada ha relatado que durante un año y cinco meses vivió con quien ahora es su victimario, pero terminó la relación sentimental que con él tenía por su conducta celópata, pues llegó al extremo de colocar cámaras para vigilar sus movimientos en el domicilio que compartía.
A los pocos días de la separación, el pasado 27 de enero, la mujer fue golpeada en plena vía pública por el hombre, por lo cual tramitó una denuncia ante la Representación Social de Tlatlauquitepec, la cual ordenó que el Instituto de Ciencias Forenses de la FGE la sometiera a un análisis psicológico para determinar si requería de una terapia, además de mandar un estudio de trabajo social. A casi tres meses de ese mandato, del cual tiene copia la ofendida, el examen sobre su salud mental no se ha aplicado.
Para evitar nuevos ataques, la agente del Ministerio Público, Leonorilda Gutiérrez determinó entonces brindar medidas cautelares a la víctima y sus parientes, las cuales incluyen vigilancia en su hogar y la respuesta inmediata de los cuerpos de seguridad pública a solicitud de la protegida.
Sin embargo, a mediados de febrero, el atacante intentó ultimar a la agraviada. Los hechos se perpetraron en el municipio de Zaragoza, donde ella trabaja. El sujeto intentó ahorcarla, pero fue detenido por la Policía, aunque en menos de 12 horas obtuvo su libertad, pues no pudo ser trasladado a Tlatlauquitepec por la ausencia del Ministerio Público de ese sitio.
Al día siguiente, la víctima llevó ante la Representación Social de Tlatlauquitepec el registro de la detención de su agresor en Zaragoza para que se integrara a la Carpeta de Investigación iniciada por la primera denuncia, pero hasta ahora ignora si la inclusión se consumó, pues no le ha sido entregada la copia de las indagatorias a la que tiene derecho, aunque ya hizo la solicitud formal del legajo el pasado 5 de abril.
Antes de cumplirse una semana del primer intento de feminicidio, el varón reincidió, esta vez en Tlatlauquitepec, volvió a pretender estrangularla en la calle y en la agresión ambos fueron a dar a una tienda, donde aquel se colocó sobre su vientre, dándole de puñetazos en el rostro hasta que fue detenido por testigos y la policía, ante la cual alegó que la mujer lo había atacado con una navaja, pero a pesar de que no había arma del supuesto delito ni testigos que avalaran su dicho, no lo detuvieron.
El nuevo intento de feminicidio fue conocido por la Ministerio Público, que en la lógica jurídica más elemental debió agregar el hecho a la carpeta de investigación emprendida por el caso desde enero, pero en vez de eso, abrió otro expediente.
Más tarde, la mujer se enteró que la autoridad ni siquiera registró oficialmente los golpes y otras agresiones que le perpetró su victimario.
En los días subsecuentes y hasta la fecha, la mujer sufre acoso sexual, al igual que sus familiares, pues a los teléfonos personales de ellos el feminicida envía imágenes de mujeres desnudas, de él mismo sin ropa y hasta de su pene.