Jueves, abril 25, 2024

La economía nacional en niveles similares a 2016

Destacamos

La economía en 2021 creció en 5 por ciento en relación con 2020, evidenciando que no contrarrestó la caída de 8.5 por ciento de 2020, ni la caída de 0.1 por ciento en 2019. El PIB del 4º. trimestre de 2021 de 17,824,157 millones de pesos es similar al del 3er. trimestre de 2016 de 17,789, 733 millones de pesos (pesos de 2013). Es decir, tenemos la actividad económica de hace cinco años.

El 4º. trimestre de 2021 tuvo una caída de 0.1 por ciento respecto al 3er. trimestre de 2021, que se suma a la caída de 0.4 por ciento que aconteció en el 3er. trimestre de 2021 respecto al 2º. trimestre de dicho año. Se manifiestan dos trimestres consecutivos de caída de la actividad económica, lo que refleja que estamos en recesión.

La Secretaría de Hacienda descartaba la semana pasada una recesión técnica, resaltando que hay finanzas públicas robustas y estabilidad macroeconómica, que es el mismo discurso que los secretarios de Hacienda neoliberales siempre decían que la estabilidad macroeconómica de disciplina fiscal y estabilidad del tipo de cambio configuraban condiciones de crecimiento. La realidad demuestra que esa estabilidad macroeconómica actúa en detrimento del crecimiento económico y la generación de empleo. Quien se beneficia de dicha estabilidad macroeconómica ha sido el capital financiero y no el sector productivo y los trabajadores. Las altas tasas de interés establecidas por Banxico, como la austeridad fiscal de Hacienda, encarecen el crédito y frenan la demanda e inversión, lo que impide condiciones de crecimiento económico tal como ha acontecido.

La economía muestra una tendencia decreciente. El tercer trimestre de 2021 en relación al tercer trimestre de 2020 traía un crecimiento de 4.7 por ciento, mientras el 4º. trimestre de 2021 en relación a igual periodo de 2020 mostró un crecimiento de 1 por ciento.

De hecho, Hacienda reconoce tal situación al afirmar la semana pasada que la recuperación de la actividad económica este 2022 se verá limitada por los persistentes choques de oferta que están siendo causados por la pandemia. Un gobierno jamás va a reconocer que su política económica es la causante del no crecimiento, siempre culpan a factores externos. Recordemos la crisis de diciembre de 1994 donde se dijo que había sido el surgimiento del movimiento Zapatista, como al asesinato de Colosio. Ahora se adjudica a la pandemia, como a la interrupción en las cadenas de suministro. Esto está presente en todos los países, y no todos muestran la caída de la actividad económica que viene mostrando la economía nacional.

Los choques de oferta son derivados de la caída de la inversión derivada de las alzas de la tasa de interés y de los recortes presupuestales de la austeridad fiscal.

Si la pandemia golpeó fuertemente al país, tanto en los aspectos de salud, como de economía, ello ha sido causa del fuerte deterioro de la esfera productiva, como de servicios de salud, derivados de las políticas económicas de austeridad fiscal, alta tasa de interés, como de las políticas de más mercado y menos Estado, que han impedido hacer frente a las contingencias derivadas de la crisis del Covid-19, que se manifestaron en fuerte caída de exportaciones, cierre de procesos productivos, alto desempleo, contagios y muertes crecientes y donde la política económica no hizo frente en forma eficaz a tales problemas. Se ha privilegiado la austeridad fiscal y el no endeudamiento, y de ahí las consecuencias.

La pandemia y la caída de exportaciones en 2020, pasaron a evidenciar la debilidad de la economía mexicana en sus sectores productivos y de salud, como en la incapacidad del manejo soberano de la política económica para hacer frente al shock externo. El problema es que a pesar de que estamos en los niveles de actividad económica de 2016, el gobierno no cambia la política económica y no lo hace para ser bien visto por las Calificadoras internacionales y no afectar al sector financiero.

En 2022 la economía enfrentará mayor vulnerabilidad, debido a que EUA incrementará la tasa de interés, junto con otros bancos centrales, lo que desacelerará la economía mundial, el crecimiento del comercio mundial, manifestándose ello en menor crecimiento de exportaciones, en presiones sobre el tipo de cambio, mayor tasa de interés, menor crecimiento económico, mayor desempleo, mayor pobreza y delincuencia. Pero el problema es la política económica que ha venido predominando, que atenta sobre las condiciones endógenas de crecimiento y nos colca en un contexto de alta vulnerabilidad externa, y no existe voluntad política para modificar la política económica.

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