Pese a que no hay una definición certera, se dice que huahua refiere a lo pequeño. No obstante, la danza de los Huahuas que se baila en la parte nahua del totonacapan de Puebla deja ver el ritmo matemático, permanente y sostenido, que se convierte en repeticiones cíclicas, y que es representado en la cultura nahua por un círculo formado por una culebra: Nahui Ollin.
En ello, reparó el investigador folklorista Elías Guerra Castillo al hablar sobre la danza de los Huahuas, que conoció en el ya lejano año de 1970 en Apapantilla, comunidad que pertenece a Xicotepec de Juárez, en plena Sierra Norte de Puebla.
Al participar en el seminario Antropología, historia, conservación y documentación de la música en México y el mundo, que produce la Fonoteca del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el fundador y director del Ballet Folklórico de Puebla desde 1965 ofreció la charla Los huahuas: llamando a los cuatro rumbos.
En conversación con Benjamín Muratalla, habló sobre esta danza de la región totonaca. De inicio, dijo que hablar de la danza es hablar de ritmo, tiempo y sonido. “Danza es poesía del movimiento, es oración sin palabras, es ofrenda de dioses. Es ritmo, porque somos ritmo desde antes de ver la luz, pues desde el principio de los tiempos existe el ritmo y en el ciclo de las constelaciones es repetitivo, siendo que el ritmo permanece”.
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Dijo que la danza de los Huahuas tiene su par en la danza de los Guaguas, pues son la misma en su “origen, matemática y vestimenta”. Su diferencia, prosiguió, está en el propio Totonacapan, la región del trueno y del rayo, que se divide entre Puebla y Veracruz formando un triángulo, una pirámide sin división política: en la punta sur con Yohualichan, la casa de las nubes, la región donde habita la noche, habitada por nahuas que abarcaron esa misma tierra totonaca; siendo los extremos Zempoala y El Tajín, habitada por totonacos.
El maestro en artes, músico y bailarín prosiguió que a la danza de los Huahuas la conoció en 1970 en Apapantilla, donde cuatro hombres bailaron y dieron vueltas en su cruceta por un buen rato. Después de los sones que zapatearon los cuatro hombres con precisión, más el músico que es el Sol, se ubicaron en los puntos cardinales empezando en el Oriente para tocar un último son, el de la Volada, para subirse luego a los palos, a la cruceta que se impulsa con el peso del compañero: el que está arriba se lanza hacia adelante haciendo el ciclo de los días, los meses, las estaciones.
Así, propuso Elías Guerra, el círculo formado por las danzas, la Nahui Ollin expresada en la danza de los Huahuas, se ve representada en la circunvolución que es repartida en cuatro puntos cardinales.
“Es el movimiento Nahui Olli, lo permanente. La danza de los huahuas representa simbólica y míticamente la fecundación. En la práctica tiene una métrica perfecta en su dinámica, coreografía y en la música que toca un hombre con su flauta de carrizo y su tambor”, expuso el investigador.
Detalló que los huahuas de esta danza llevan un pantalón rojo sobre la ropa de manta diaria, un pectoral, y un delantal que es trasero y frontal, además de un penacho circular que llaman corona, como el los Quetzales, pero a diferencia de los hasta 1.50 metros de diámetro que puede tener el penacho de aquellos, el de los Huahuas mide 50 centímetros de diámetro. La razón reside en que la cruceta de los huahuas mide 2.80 metros de altura, mientras que la de los Quetzales o Quetzalines es mayor, para que al girar su corona no se atropelle con el suelo.
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El profesor indicó que la palabra huahua no tiene significado concreto, pues “se pierde en el misterio de los tiempos como otras danzas simbólicas”. Sin embargo, los guaguas de la región totonaca tienen el significado de un pequeñito animal: la Catarina que representa movimiento.
Para cerrar, Elías Guerra reparó que la danza de los Huahuas se baila en la zona nahua y totonaca del estado de Puebla, no obstante ya casi ha desaparecido siendo en Huauchinango donde se baila, pero no como evento festivo y ritual sino en el marco de una feria.


