Los incendios en áreas boscosas se han constituido como una forma de acabar con las mismas cuando son codiciadas para la expansión inmobiliaria, más aún si no existe una legislación que las proteja, que prohíba enajenarlas o cambiar el uso del suelo en lugar de obligar a recuperarlas.
Esa situación parece vivirse en la actualidad en La Calera, donde vecinos y ambientalistas han denunciado que personas con bidones de gasolina y cerillos, presuntamente contratadas por inmobiliarias, han provocado al menos nueve incendios en un periodo de un mes en diferentes puntos de la superficie. Los denunciantes subrayaron que la intención es acabar con árboles y pastizales para forzar a un cambio de uso de suelo. Este daño al ambiente aumentó luego que se supo que el ayuntamiento de la ciudad de Puebla incrementó la densidad en la zona a 200 viviendas por hectárea. El interés de empresas inmobiliarias no es nuevo; sin embargo, como lo demostraron vecinos y ambientalistas a través de un video el pasado 11 de marzo, la zona de La Calera no está urbanizada, como lo afirmó el ayuntamiento de la ciudad de Puebla el pasado 29 de febrero.
En el material producido por la Colectiva por el Bienestar Social, los vecinos Varinia López, Raymond Jolicoeur y Peter Mohr mostraron que la zona carece de servicios básicos como agua y alumbrado público. Pero además los afectados pretenden generar conciencia sobre la importancia de preservar este pulmón de la ciudad que está siendo intervenido por las inmobiliarias.
La expansión inmobiliaria de los últimos 35 años y la conformación de la zona metropolitana de Puebla, basada en un modelo depredador del ambiente, como si el crecimiento no tuviera límites y los recursos fueran ilimitados, ya ha evidenciado algunas de las nuevas problemáticas, como la sobreexplotación de los acuíferos, aunada a las ya añejas que ha colocado a diversas regiones de la entidad bajo la categoría de infiernos ambientales, con graves afectaciones para la salud de la población. En general existe una gran cantidad de estudios diagnósticos que evidencian las afectaciones y la importancia del cuidado del ambiente; sin embargo, poco se hace para frenar la depredación, cuando están de por medio el interés económico y los dividendos del negocio inmobiliario.