Miércoles, abril 24, 2024

Jubilaciones forzadas, la clave para evitar oposición a la reelección de cacique petrolero

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Las aspiraciones democráticas en el Sindicato Petrolero quedaron solamente en una intención fallida, razón por la cual Carlos Soto Islas por enésima vez logró reelegirse como secretario general de la sección 39 con sede en Huauchinango, en donde se volvió a imponer la corriente caciquil de Carlos Romero Deschamps y se utilizó una vez más, la técnica de las jubilaciones forzadas para lograr que hubiera un ambiente de miedo y resignación entre los poco más de 700 agremiados con derecho al voto.

Las cosas ocurrieron tal como se advirtió en este espacio, a mediados de noviembre pasado, que en el proceso de renovación de la sección 39 del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) se iba a demostrar que, aunque Carlos Romero Deschamps ya está jubilado de Petróleos Mexicanos y ya no es dirigente del STPRM, su corriente con el uso de practicas intimidatorias iba a volver a imponer su voluntad.

Carlos Soto Islas –quien es un incondicional de Carlos Romero Deschamps– lleva 24 años controlando el entorno sindical de Pemex Refinación en el campo Catalina de Huauchinango.

Su forma de mantenerse en el poder es que seis años seguidos funge como secretario general de la sección 39 del STPRM y tres años ocupa la cartera de secretario de Vigilancia para controlar a quien esté en la cabeza del sindicato, para después repetir el mismo ciclo.

Hace tres años su corriente llamada Grupo de Orientación Político Sindical por primera vez se fracturó y surgió la figura de José Alfredo Bones Castillo, quien encabezó una nueva expresión llamada Movimiento de Unión y Transparencia Sindical, que pretendía arrebatarle la secretaría general a Soto Islas, pese a que ambos habían sido parte del mismo grupo político.

Se creía que con la coyuntura del triunfo de Andrés Manuel López Obrador en la Presidencia de la República habría condiciones para democratizar el STPRM.

La aparición de una disidencia permitió que surgiera una planilla opositora en el proceso de elegir a un nuevo Comité Ejecutivo de la sección 39 y de manera sorpresiva, efectivamente estuvo a punto de ganarle la votación a Carlos Soto Islas.

Parecía que se había agotado el método de Soto Islas de coaccionar el voto –cada tres años– al comunicarse personalmente con muchos de los trabajadores para recordarles que tenía pendiente un crédito, un permiso, un ascenso, una jubilación o un préstamo, que podían verse no realizados si no ganaba la expresión Grupo de Orientación Político Sindical.

Sin embargo, al final en 2018 no pudieron derrotar a Soto Islas y quedó pospuesta la posibilidad de que el triunfo de la 4T en la Presidencia de la República significara el fin del control corporativo de Pemex.

La reacción de la facción de Carlos Soto después de los comicios sindicales de 2018 no se hizo esperar y en contubernio con altos funcionarios de Pemex, se obligó a la jubilación forzada de varios miembros de la planilla que se había “atrevido” a disputarle el dominio del Sindicato Petrolero.

Tres años más tarde, por segunda vez la 4T alimentó la esperanza de que ahora si habría una elección libre de los nuevos dirigentes sindicales.

Una visión que se alimentaba por la repentina jubilación, en marzo pasado, de Carlos Romero Deschamps, quien había gobernado del STPRM desde el sexenio de Carlos Salinas de Gortari. Periodo en que pasó de ser un técnico de Pemex para convertirse en un dirigente millonario, con una riqueza que parecía de un jaque árabe.

Esa aspiración de que las cosas podían cambiar llevó a que se empezaran a construir dos planillas no oficiales para enfrentar a Carlos Soto en las urnas.

Pero resulta que, hace un par de meses, volvieron a producirse las jubilaciones forzadas y éstas recayeron en algunos de los trabajadores que iban a ser parte de las fórmulas opositoras en la contienda interna del sindicato.

Y frente a esa situación, hubo silencio de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social que encabeza Luisa María Alcalde Luján.

Eso llevo a que se desinflaran los ánimos de salir a competir por la voluntad popular de los trabajadores petroleros.

La única planilla que se preparaba para postularse curiosamente ya no se registró de última hora porque la faltó un miembro para cubrir el número mínimo de participantes.

Al final ganó el miedo en el proceso electoral de la sección 39 del STPRM.

Por eso no se ánimo a votar más del 50 por ciento de los trabajadores.

Y solo hubo una planilla, la de Carlos Soto Islas.

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