Emilio Chuayffet, secretario de Educación Pública, acaba de mencionar respecto a la lengua maya que hay que fortalecerla, pero que “la lengua se defiende sola”. Esta no es una idea propia del señor; desde hace algunas décadas algunos académicos y escritores de diferentes procedencias geográficas han dicho estas mismas palabras respecto del español y, probablemente, de otros idiomas se dice algo semejante.
En nuestro bendito país, patas arriba, este asunto de utilizar el español mexicano de manera medianamente correcta, también enfrenta cada vez más graves problemas y nos damos cuenta que la pobre lengua no se defiende sola, porque la manosean sin respeto muchos de los majaderos que aparecen en los medios de comunicación masiva, principalmente los sujetos y las sujetas que se muestran en los canales del duopolio televisivo. Prácticamente en cualesquier de los programas dirigidos al atento y fiel público mexicano, los “conductores” dicen sandeces de tamaño monumental con los sonsonetes tipludos, como decimos nosotros los mexicanos, que ya les son característicos.
De esta manera encontramos a los teleadictos, que corresponden a 90 por ciento del pueblo mexicano, repitiendo como loros huastecos los mismos desatinos que los personajes y personajas de la tele. Ya las palabras “accesar, en lugar de entrar; “aperturar”, en lugar de abrir; “ofertar” en vez de ofrecer; “evento”, en lugar de fiesta o celebración; “contemplar”, en lugar de considerar –por mencionar unas cuantas– se han radicado en el lenguaje popular como notas de prestigio social, del buen decir.
Pues si, la lengua está indefensa ante la avasallante cascada de idioteces que se transmiten todos los días y que alcanzan a casi todos. ¿Cómo fortalecer al español? ¿Cuáles deberían de ser nuestras referencias para el uso correcto del lenguaje? ¿Quiénes deben atajar la creciente manía de usar nombres en inglés para los negocios y anuncios comerciales? ¿Cómo reforzar la enseñanza del español en los diferentes niveles de la instrucción? ¿Quiénes podrían exigirles a los comunicadores el uso correcto del idioma?
Seguro que esto tiene remedio si los académicos de la Academia Mexicana de la Lengua se ponen a hacer su chamba y dejan sus cómodas poltronas un rato para ponerse a trabajar; si las autoridades de la SEP se aplican verdaderamente a revisar los planes de estudio de las escuelas formadoras de profesores; si las autoridades de todos los niveles de gobierno, relacionadas con el comercio y la industria, proponen a sus solicitantes el uso de nombres en español, claro, con la excepción de las franquicias extranjeras que también deberían pagar algo más; que las licencias de locutor y de “conductor” profesionales se expidan mediante exámenes adecuados a la tarea social que van a desempeñar.
¿Verdad que si se pueden hacer estos cambios en defensa del idioma? El idioma es un elemento fundamental de nuestra identidad cultural mediante el cual transmitimos nuestras experiencias a nuestros contemporáneos y a las siguientes generaciones. No es cualquier cosa. Falta solamente que nos empecemos a sacudir este marasmo social. A ver pa’ cuando.