Los fotógrafos John O’Leary y Everardo Rivera protagonizan un encuentro: aquel que les da la lucha libre mexicana, sus personajes, símbolos y expresiones, mismas que aparecen, en blanco y negro, como parte de la exposición O’Leary + Rivera, dos miradas, un encuentro.
Ayer, en San Pedro Museo de Arte, fue inaugurada esta exposición que reúne ejemplos significativos del quehacer fotográfico de este par de artistas y documentalistas de la lente para quienes es difícil contraponerse, pues más bien coinciden, en dicha labor, desde hace más de 40 años.
Durante una entrevista, sonrientes y mirando con detalle cada una de sus imágenes, cuentan que siendo amigos desde 1976 era difícil ponerse uno contra el otro, porque su amistad se impone.
En la exposición, dice O’Leary, un fotógrafo estadounidense cholulteca, se puede ver el “gusto” de cada uno. “Nos une una convicción: el deseo de plasmar imágenes, del que queden como testimonios, además de la amistad”, completa Rivera.
Las imágenes, prosigue el miembro del Gabinete Fotográfico, son un espejo pues quien las ve, pues en ellas se ve reflejado. En su caso, dice que entró a la disciplina por la “lucha libre que le tocó”, aquella que se da ante el mundo, las circunstancias, lo que le acontece.
“Son símbolos y el ir elaborándolos. Llegaron a ser parte de mí en el momento en el que estuve en el barrio. Son parte de mí. Después adquirieron un problema político por los conceptos mismos de la lucha libre”, confía Everardo Rivera.
En la lucha, señala John O’Leary, existen una serie de superhéroes que luego llegaron a la pantalla del cine mexicano. “Había una época en donde no había superhéroes sino luchadores, y era una batalla del bien contra el mal””, dice al mostrar su obra.
Para Everardo Rivera, más que una lucha del bien contra el mal, la lucha libre tiene que ver con el error, “con la forma en que el mal se ha querido ver, pues no existe, ya que es la vida y nosotros hacedores, podemos tener ideas equivocadas”.
En suma, con O’Leary + Rivera, dos miradas, un encuentro, se reflejan dos miradas sobre un mismo fenómeno social. Del primero, 20 imágenes del Fondo 1 que corresponden a luchas ocurridas en Puebla, Veracruz, Houston y Yucatán en las que aparecen el Dr. Dante, el Hércules poblano y el Vagabundo, además de mujeres luchadoras y aficionados. Del segundo, se muestran 19 imágenes de la serie Esta lucha nos tocó, logradas en el barrio de La Luz y en el municipio de Santiago Xalixtintla, con sus célebres pintados.
“(Los pintados) también tienen su lucha. Aunque lo asocias a un sistema religioso que es el carnaval, hay algo independiente, pues son más aguerridos que los profesionales, tan espesos que los tienen que separar a balazos, disfrazados en una expresión muy fuerte”, completa Everardo Rivera respecto a esta última serie.
Destaca que a la par de la exposición O’Leary + Rivera, dos miradas, un encuentro, fue inaugurada también Rostros híbridos. Lucha libre y mestizaje, del artista Carlos Flores Rom, quien ha estado presente en el horizonte visual de esta ciudad desde hace más de 10 años.
En ella, se ve representada la idiosincrasia de los mexicanos y particularmente la de los poblanos, en una construcción imaginaria y gráfica. Se exhiben 18 linograbados, un mural (intervención en sala), un corto–documental, dos placas originales y un archivo bibliográfico, documental y de hemeroteca del mismo autor, el cual sirve de compendio antológico de más de 10 años de trabajo.
Ambas exposiciones tuvieron como marco una tarde de lucha libre en el museo, que implicó la instalación de un ring y una serie de enfrentamientos como ocurrió desde 1948 y en las siguientes décadas, cuando el espacio fue una cancha deportiva con funciones dominicales de lucha libre mexicana.