El Hospital Regional del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) sigue sin poder brindar los servicios de salud que sus derechohabientes necesitan. En esta ocasión la sala de hemodinamia, en la cual se atiende a pacientes infartados, lleva alrededor de un mes sin funcionar, debido a que se terminó el contrato de subrogación y por falta de insumos, desconociendo los propios trabajadores cuándo se regularizará el servicio.
Lo anterior es grave, entre otras cosas, por el tipo de enfermedades cardiovasculares que esta unidad especializada debe atender, que se ubican en el primer lugar en causa de muerte para la población en el estado de Puebla.
El pasado sexenio se dio a conocer al saqueo y desmantelamiento al que fue sometido desde el sexenio de Felipe Calderón y pasando por el de Enrique Peña Nieto, donde la característica central fue subrogar a particulares todos los servicios, desde los laboratorios de análisis clínicos hasta las ambulancias y camillas, que en muchos casos resultaron ser funcionarios públicos, políticos o sus prestanombres. Además, de las irregularidades en materia de pensiones, que lo llevó a un quebranto millonario.
Si bien se ha buscado sanear esta situación no es una tarea que pueda resolverse en corto tiempo, en detrimento de los derechos y la salud de los derechohabientes, que como en el caso de la sala de hemodinamia del Hospital Regional del ISSSTE en Puebla, deja en la indefensión a los trabajadores que no cuentan con los recursos para hacer frente de manera privada a la atención de enfermedades cardiovasculares que ponen en riesgo su vida.
La nueva administración federal del ISSSTE ha manifestado que se continuará la tarea de recuperar al organismo, de tal forma que aquellos servicios que se privatizaron a lo largo de décadas pasadas puedan reintegrarse a la institución como parte de sus activos públicos, para lo cual los procesos de actualización de infraestructura y el equipamiento son fundamentales; sin embargo, el desafío prioritario, inmediato y cotidiano es la atención a la salud de sus derechohabientes.