De concretarse la instalación en Puebla de Olinia, la primera planta de vehículos eléctricos del Estado mexicano, en San José Chiapa, junto a otros proyectos productivos de electromovilidad, la entidad puede transitar hacia una nueva etapa de industrialización. La producción de bienes como vehículos eléctricos, semiconductores, baterías, teléfonos, computadoras, tabletas electrónicas y dispositivos médicos, entre otros que puedan desarrollarse, estaría relacionado con una mayor actividad minera para la explotación del litio, mineral estratégico para ese tipo de productos. Habría que cuidar que esta nueva fase industrial no fuera con cargo a la precariedad laboral de la población trabajadora y a la depredación ambiental, como ya ha sucedido.
Según información del Servicio Geológico Mexicano (SGM) y de acuerdo con el estudio “Explotación del litio en México, ¿Interés público o extractivismo transnacional?”, elaborado por la Red Mexicana de Afectadas/os por la Minería (Rema), Puebla cuenta con 17 localidades donde existen posibles yacimientos de litio. Hasta 2018, el SGM había detectado dicho mineral en los ejidos San Miguel del Milagro (Chiautla) y San José (Tepeyahualco), dos en Tehuitzingo, uno de ellos en San Antonio Tierra Colorada; en Emilio Portes Gil (Guadalupe Victoria), Zapotitlán Salinas, Izúcar de Matamoros 1 y 2, Tepeojuma 1 y 2, Axochiapan y Chietla. A las anteriores se han sumado otras cinco, aunque por el momento se desconoce su ubicación.
Esta ventaja competitiva atraería más inversiones para empresas que buscan recursos estratégicos, porque son el origen de una cadena de valor importante, como es el caso de la electromovilidad. Samuel Ortiz Velásquez, doctor en Economía e investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), comentó a este medio informativo que es factible este nuevo proceso de industrialización porque a su vez se conjunta con el fenómeno de relocalización de empresas. Por su parte, Pablo Sigfrido Corte Cruz, doctor en Economía y profesor investigador de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP), señaló que la explotación del litio plantea cuando menos dos retos: el alto costo y la elevada cantidad de agua que se requiere para los procesos de extracción, sobre todo si el mineral se encuentra en salmueras, tal como ocurre en Tepeyahualco y Guadalupe Victoria. La Mixteca poblana, donde se encuentran gran parte de las localidades con potenciales yacimientos de litio, enfrenta desde hace años una grave escasez de agua.
El problema de la disponibilidad de agua se vuelve crítico para toda nueva actividad, ya que los acuíferos están sobreexplotados y no hay política pública a la fecha que busque su recarga, además en materia de contaminación y saneamiento de ríos y aguas superficiales por desechos industriales y residenciales es nulo. Si a lo anterior le agregamos los conflictos territoriales que pueden estar en puerta, porque donde están en Puebla los yacimientos del denominado “oro blanco”, es lugar de asentamiento de poblaciones indígenas, con régimen de tenencia ejidal y comunal, por lo cual la nueva fase de industrialización tiene grandes desafíos por delante.