En Puebla y otros estados que se encuentran dentro de la ruta migrante principalmente de centroamericanos que intentan cruzar hacia Estados Unidos de Norteamérica existe un incremento de la llamada “Industria de la migración”, que engloba servicios de comida, alojamiento y transporte, pero también incluye actividades ilícitas vinculadas a grupos delincuenciales.
Así lo reveló el estudio “Tránsito de la migración latinoamericana con destino a los Estados Unidos”, efectuado por estudiantes de la Facultad de Ciencia Política y Gobierno de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).
“Estas redes de personas mexicanas involucradas en esta industria están aprovechándose de los migrantes, vendiéndoles paquetes turísticos falsos y sometiéndolos a situaciones de secuestro exprés”, advirtió la doctora Lourdes Rosas López, profesora investigadora de la UPAEP.
La académica dijo que son en las redes de complicidad en el transporte, donde los migrantes son engañados y sometidos a situaciones peligrosas, sin garantizar la integridad de las personas.
La investigación fue realizada por los estudiantes Alma Estrella Pérez Montelongo, Bianca Yamil Benítez Candelero, Elizabeth Márquez Altamirano, Emilio Aguilar Del Razo, Rubén Antonio Romero Dinorin y Alfredo Aguilar Muñoz.
La finalidad fue indagar sobre el cruce de fronteras, el paso por territorio mexicano y vivencias de violencia e inseguridad que atraviesan los migrantes por el país.
De manera significativa, documentaron que se ha registrado un incremento en la migración de familias tanto nucleares como extensas, en donde se han encontrado no solo a padres e hijos, sino también a abuelos, nietos y otros familiares, formando grupos más grandes en su búsqueda de mejores condiciones de vida.
Otro dato importante es la disminución en el uso del tren conocido como “La Bestia”.
La investigadora Lourdes Rosas López dijo que la seguridad reforzada en algunas estaciones migratorias ha impedido que los migrantes utilicen un medio de transporte tradicional, llevándolos a realizar travesías a pie en su recorrido.
Enfatizó que la dinámica migratoria hacia Estados Unidos está experimentando cambios importantes, y la investigación de los estudiantes de la Facultad de Ciencia Política y Gobierno de la UPAEP destaca la necesidad de abordar estos problemas para garantizar la seguridad y el bienestar de los migrantes latinoamericanos en tránsito por México.
La Selva del Darién, la frontera más peligrosa
En cuanto a las rutas migratorias, reportó una disminución en el uso de “La Bestia”, el famoso tren que cruza desde Chiapas hasta la Ciudad de México. En su lugar, los migrantes recurren a una combinación de transporte terrestre y acuático, utilizando medios como caminar, autobuses, lanchas, cuatrimotos e incluso el metro de la Ciudad de México.
La investigación destacó que Panamá y Costa Rica destacan como países de tránsito migratorio inmediato.
Los entrevistados informaron que apenas cruzan la Selva del Darién, la frontera más riesgosa, son transportados rápidamente a la frontera siguiente, ya sea en camiones o autobuses.
Las fronteras más desafiantes identificadas por los migrantes son la frontera entre Guatemala y México, donde enfrentan abuso de poder e inseguridad por parte de grupos armados, y la selva del Darién, que marca la frontera entre Colombia y Panamá.
La travesía por la selva del Darién, que puede durar hasta 15 días, expone a los migrantes a condiciones inhumanas y situaciones de violencia, incluyendo robos a mano armada y abusos sexuales.
Propuestas para el libre tránsito
Como parte de las alternativas de solución para evitar la trata, el secuestro y otros delitos, los estudiantes propusieron acciones derivadas de la investigación.
Entre estas se encuentran programas de integración social, sensibilización pública sobre la migración, creación de plataformas digitales para acceso a información, una credencial del migrante para identificación personal y, de manera crucial, una reforma constitucional que faculte a los gobiernos municipales y estatales a abordar activamente el tema.
En 2020, el gobierno de Estados Unidos lanzó la aplicación CBP One Control, que permite a los migrantes registrarse y obtener una cita para su ingreso, contribuyendo a un proceso más ordenado.
Al respecto, la estudiante Bianca Yamil Benítez dijo que la investigación se enfocó en responder a la pregunta central: ¿Cuáles son los obstáculos que enfrentan las personas migrantes a lo largo de su trayectoria hacia Estados Unidos?
Mientras que los objetivos generales y específicos establecieron la base para identificar y comprender los desafíos a los que se enfrentan los migrantes durante su jornada.
En cuanto a las características demográficas, se encontró que la población migrante abarca edades comprendidas entre los 14 y 44 años, con la notable presencia de infantes desde los tres meses de edad.
La mayoría de los migrantes viajan en familia, representando hasta un 80 por ciento de los casos, y son oriundos de países como Cuba, El Salvador, Honduras, Venezuela y Ecuador.
En sus países de origen se desempeñaban en diversas actividades, desde comercio hasta estudios de educación media superior.
Cruzar en balsa el río Suchiate vale un teléfono celular
La “Industria de la migración” adquiere mayor importancia cuando se llega a México. Los migrantes deben pagar cantidades variables, dependiendo del financiamiento de sus familiares.
Al llegar al río Suchiate, en Chiapas, algunos pueden permitirse tomar autobuses, mientras que otros deben caminar largas distancias.
En el cruce del afluente, que divide de manera natural a México de Guatemala, los precios por subirse a una balsa varían según la cantidad de personas o la edad. Se documentaron casos extremos, como el pedido de un teléfono celular como método de pago.
Una vez en México, muchos migrantes enfrentan condiciones precarias, durmiendo en la calle o en terminales de autobús.
“La falta de alimentación adecuada es una realidad, y algunos obtienen comida de la caridad de otras personas, y la obtención de ingresos se logra mediante la venta de productos en las calles, trabajos temporales como cargadores o vendedores ambulantes, pero se destaca la vulnerabilidad económica de esta población”, enfatizó.
La investigación evidenció que la “Industria de la migración” busca lucrar a expensas de los migrantes.
Casos específicos de secuestro temporal y extorsión fueron documentados, destacando el uso de teléfonos celulares para obtener rescates.
Por esta razón, las recomendaciones preliminares incluyen la implementación de medidas para combatir la explotación de la “Industria de la migración”, mayor protección de los derechos de los migrantes por parte de las autoridades mexicanas y el fortalecimiento de la colaboración con organizaciones civiles para ofrecer apoyo y recursos a esta población vulnerable.
En Latinoamérica hay una cultura de la migración arraigada
Desde hace años, México no solo ha sido un país expulsor de migrantes, sino también una nación por la cual atraviesa un importante tránsito migratorio hacia Estados Unidos.
El fenómeno ganó notoriedad en octubre de 2018 con la primera gran caravana de migrantes provenientes de Honduras. Este evento marcó un punto de inflexión y evidenció la complejidad del fenómeno migratorio.
Según datos de las Naciones Unidas hasta julio de 2020, se estimaba que el número de migrantes internacionales no regulados en todo el mundo era de casi 281 millones, representando aproximadamente 3.5 por ciento de la población mundial.
Este aumento refleja la realidad de las poblaciones humanas en constante movimiento.
Al final, el estudio destacó la existencia de una “cultura de la migración” arraigada en la vida de miles de familias latinoamericanas. Este fenómeno es considerado como algo natural y forma parte integral de la vida de las personas.
La investigación hasta el momento ofrece un profundo análisis de los desafíos y expectativas de los migrantes no regulados en México.
Las conclusiones preliminares apuntan a la necesidad de abordar la explotación de la industria de la migración, fortalecer la seguridad en las fronteras críticas y proporcionar un mayor apoyo a los albergues que desempeñan un papel esencial en el tránsito migratorio, y en el caso de México.