Ayer fue inaugurado el Centro de Biotecnología de Hongos Comestibles, Funcionales y Medicinales, del Colegio de Postgraduados (Colpos), en el cual la Secretaría de Agricultura a nivel federal y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) invirtieron 115 millones de pesos.
En el evento, el titular de la primera, Víctor Manuel Villalobos Arámbula, indicó que será un laboratorio único en un campo poco explorado.
“Yo los felicito porque están en este esfuerzo, siendo punta de lanza en este colegio, en su devenir histórico, líder en la investigación científica en la agricultura para el desarrollo de nuestro sector”, dijo en su discurso.
Destacó que, precisamente en el Colegio de Postgraduados se desarrollaron los primeros pininos de lo que hoy es la Biotecnología.
Manuel Villalobos también subrayó que como secretario de Agricultura se siente respaldado por el Colpos, para garantizar la seguridad alimentaria.
“Vamos a seguir fortaleciendo esa vinculación, necesitamos del Colegio de Postgraduados para paliar los problemas que habremos de seguir enfrentando”,
Por su parte, el Doctor Luis Alberto Villarreal Manzo, director del campus Puebla del Colegio de Postgraduados, resaltó que el Centro de Biotecnología de Hongos Comestibles, Funcionales y Medicinales es uno de los 10 más grandes del mundo y probablemente también de América Latina.
“Fruto del trabajo y del esfuerzo de muchos meses, de varios años ya encabezados por el doctor Daniel Claudio Martínez Carrera y su equipo de trabajo, un equipo muy profesional de investigadores, personal de apoyo administrativo. Todo eso es también fruto también de ese trabajo incansable, de ese desvelar, de ese batallar continuamente con fondos concurrentes de la secretaría de Agricultura, del mismo Conacyt, que hicieron posible esta magnífica obra”, indicó en su intervención en el acto inaugural.
En ese contexto, el director refirió que en el Colpos cuentan con una tradición de más de 54 años en el trabajo directo con las comunidades.
Es por ello que glosó que quienes laboran en la institución están acostumbrados a trabajar lo mismo con productores, con familias rurales, con técnicos y funcionarios.
“Sabemos empujar y sabemos jalar cuando así el tiempo y las circunstancias lo requieren. Pero lo que mejor sabemos hacer es acompañar y acompañando nos vamos juntos en la realización de nuestros proyectos hasta sus resultados finales y en ese acompañamiento mutuo vamos dialogando, vamos intercambiando y hay un reconocimiento y hay una justipreciación también de todos los saberes que unos y otros tenemos”.
En entrevista con La Jornada de Oriente, Filemón Parra Insunza, subdirector de Vinculación del campus Puebla del Colpos, recordó que la idea de construir un Centro de Biotecnología surgió cuando se dieron cuenta que en las comunidades con raíces indígenas utilizan muchos hongos para su alimentación.
En un principio hicieron una recolección de estos, primero en el estado de Puebla y después en Oaxaca, Hidalgo y Tlaxcala.
Posteriormente se realizó un proceso de mejoramiento genético y comenzó la generación de semillas para distribuirlas a las comunidades, para que tuvieran una producción más controlada y más continua.
Fue entonces que se presentó un proyecto al Conacyt y ahora que el Centro de Biotecnología es una realidad, el cultivo de hongos se puede llevar a nivel industrial, con la generación de productos que ayuden a mejorar la salud de quienes los consumen, ya que entre sus propiedades está el fortalecer el sistema inmunológico o bien pueden ayudar a las personas con padecimientos reumáticos, por citar algunos beneficios, explicó Filemón Parra
“Se dijo se requiere un centro que se dedique a conservar el patrimonio de la diversidad de hongos que hay en el país, en principio; y además a mejorarlo genéticamente, de tal forma que se vuelvan más productivos y que posibiliten una producción más continua en las comunidades rurales, sin descartar desde luego que esto se puede llevar a nivel industrial, pequeñas empresas”, indicó.
El subdirector comentó que el Centro de Biotecnología está pensado para dar un servicio a nivel nacional e incluso para la exportación de micelios a otros países, sobre todo a los latinoamericanos que tienen tradición de consumo de hongos.