En coordinación con el Centro del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de Puebla, el gobierno estatal trabaja en el rescate de los Lavaderos de Almoloya, un conjunto aproximado de 90 lavaderos de piedra volcánica originados durante el siglo XVI como espacios públicos vigentes desde la fundación de Puebla.
José Luis García Parra, coordinador del Gabinete estatal, señaló que el trabajo de diagnóstico realizado con el Centro INAH Puebla servirá para determinar su estado y la posible inversión que necesita para la recuperación de este espacio ubicado en la Calle 10 Norte 1406, registrado con la clave 0012103782.
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“Nos encontramos con la dirección del INAH y Manuel Villarruel revisando conjuntamente con la Secretaría de Desarrollo Turístico para conocer el estado actual y cuál sería la mejor inversión que puede hacer el Estado para recuperarlos, para proyectarlos y todos los visitantes tengan acceso a ellos”, dijo durante la conferencia de prensa ofrecida este lunes 28 de julio al lado del gobernador Alejandro Armenta.
García Parra completó que los lavaderos, espacios que dan cuenta de la forma en que las mujeres iban a lavar, en grupo, echando mano del afluente de agua que todavía “nace, con agua potable y limpia” -como cuentan las crónicas-, son bienes que tienen un “alto valor histórico” son además patrimonio del país y los poblanos.
Destaca que fue en mayo de 2022, tras permanecer un lustro privatizados en los hechos, cuando los Lavaderos de Almoloya fueron abiertos al público. Dicho sitio fue entregado en custodia a la cadena de hoteles de lujo Rosewood en 2017, durante el morenovallismo, periodo que los convirtió en un bar al disfrute de sus huéspedes y visitantes.
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El entonces gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta los reabrió como parte del proyecto de rescate de los antiguos lavaderos y la llamada Plaza de Las Trinitarias, así como del túnel que los conecta y los vestigios de las primeras construcciones franciscanas del siglo XVI.
Para junio del mismo año, los Lavaderos de Almoloya cerraron debido al riesgo que, según el propio INAH, representaban para los visitantes, por las obras realizadas en su interior, como lo fueron los mal llamados “túneles” que conectaron el lugar con la Plaza de las Trinitarias, para el beneficio y la explotación turística.
Destaca que en tiempos novohispanos mujeres indígenas, de origen negro y mulatas, buscaban nacimientos de agua, como manantiales, ríos o lagunas cercanos a la zona habitada, a donde llevaban su ropa, elaboraban su jabón y buscaban una piedra donde tallar. Esa necesidad originó la construcción de los primeros lavaderos públicos en algunas tocinerías que tenían mercedes de agua y fabricaban jabón, así como casas, conventos y plazuelas donde se cobraba. Con la intervención del ayuntamiento se empezaron a construir lavaderos públicos, siendo emblemáticos estos de Almoloya, construidos en 1863 a partir de la demolición de los antiguos que estaban muy dañados.


