Revisar a una figura clave del siglo XVII que hasta el siglo XX había sido denostado por los intelectuales e historiadores mexicanos, pero que hoy constituye un ejemplo del pensamiento y la construcción de las ciudades episcopales importantes como lo fue Ciudad de México y la propia Puebla, es el eje impulsor del coloquio El mundo eclesíastico indiano en tiempos de Manuel Fernández de Santa Cruz, siglo XVII, que será del 6 al 9 de septiembre.
El coloquio, organizado por el Museo de arte religioso ex convento de Santa Mónica y el Instituto de Ciencias Sociales Alfonso Vélez Pliego de la UAP, es también un homenaje póstumo a la historiadora del arte, defensora del patrimonio y académica Montserrat Galí Boadella (1947-2023), fallecida apenas el pasado 30 de agosto.
Es un homenaje, como explicó Sergio Moisés Andrade, director del Museo de Santa Mónica, porque precisamente la investigadora de origen español que desarrolló en Puebla gran parte de su obra, revaloró el legado de Manuel Fernández de Santa Cruz (Palencia, España, 18 de enero de 1637-Puebla, 1 de febrero de 1699) obispo de Puebla que hizo publicar la Carta Atenagórica de sor Juana, una crítica al sermón de Antonio Vieira, además de que en sus 22 años de obispado erigió el Colegio de Niñas Vírgenes, el de Jesús María, a cargo de monjas de San Jerónimo, y el convento de Santa Mónica, de agustinas recoletas, donde su corazón se preserva.
El director del museo adscrito al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) prosiguió que, por tanto, el coloquio tiene la idea de ponderar y ratificar la importancia histórica de este obispo, a través de los acercamientos de diversos especialistas en torno a la época en la que Fernández de Santa Cruz presidió el obispado de Puebla a la par de los hechos en los que pudo incidir.
“Un ejemplo es la fundación del convento de Santa Mónica o la concepción de la ciudad episcopal como planteaba Montserrat Galí, a quien se le dedica este coloquio pues lo vio como un administrador público adelantado, una especie de príncipe que no solamente se dedicaba a la administración o el trabajo con las almas, sino que también apoyó mucho la concepción de obras importantes que todavía podemos admirar en la ciudad”, refirió el historiador de formación.
Continuó que sin duda, el siglo XVII es el más importante para la ciudad de Puebla, por lo que no está de más ratificar su importancia social, cultural, política y económica, que se nota en la impronta del barroco.
Andrade apuntó que el obispo Manuel Fernández de Santa Cruz “es de esa estirpe que viene desde Juan de Palafox y Mendoza”, ambos hombres ilustrados, de su tiempo, interesados por la ciencia, por la política y la cultura de su época.
Completó que estos dos personajes, Palafox y Mendoza y Fernández de Santa Cruz, aportaron a la cultura, siendo ejemplos la propia Biblioteca Pañafoxiana, la primera biblioteca pública de América, y la relación con personajes se su época, como fue el caso de Sor Juana Inés de la Cruz, con quien el obispo al que está dedicado el coloquio mantuvo una estrecha relación intelectual. “Rompemos el mito que él impidió escribir a Sor Juana cuando él la animó a seguir escribiendo pues la consideraba una igual”.
Podría interesarte: Exhibirán El tren popular de la cultura, documental sobre el proyecto cultural de Salvador Allende
Giuseppe Lo Brutto, director del Instituto Vélez Pliego, opinó que más allá del fin académico, el coloquio era un homenaje y reconocimiento a la académica universitaria Montserrat Galí, cuya labor despertó el interés por el estudio de la figura de Manuel Fernández de Santa Cruz.
“Fue una apasionada brillante, entregada al estudio de la historia del arte decimonónico y virreinal, que planteó conexiones multidisciplinarias para analizar la Nueva España, por primera vez, desde la concepción de la ciudad episcopal”, expuso.
En el mundo urbano novohispano, la iglesia cohesionaba a la sociedad
Al hablar de las iglesias en el mundo urbano, el reconocido historiador de la UNAM Antonio Rubial García señaló que, sin duda, eran las instituciones más importantes que cohesionaban a la sociedad, pues de ella se recibían beneficios e incluso les proporcionaba un ascenso social.
Como parte de la conferencia magistral La construcción de las episcopolis novohispanas. Obispos, cabildos e identidades urbanas, dijo que estás instituciones marcan todavía la dinámica como sucede en los barrios, lo que habla de la importancia que tuvieron en la época colonial.
En ese sentido, mencionó que las ciudades episcopales como Puebla, Mérida, Guadalajara, Valladolid y por supuesto la Ciudad de México tenían como centro su Catedral, en donde se conjuntaban intereses y desde donde la iglesia se confrontaba con otras corporaciones.
El miembro del Sistema Nacional de Investigadores refirió además que las ciudades episcopales se construirían sobre las órdenes religiosas que son las primeras que llegaron a los territorios, además de que se afianzarían sobre la base de un clero secular no uniforme, que luego se reforzaría, consolidaría y daría continuidad a los proyectos episcopales.