Atlixco. De acuerdo con el vigente Atlas Municipal de Riesgos (AMR) los encharcamientos e inundaciones, particularmente en esta mancha urbana, son causados por el azolvamiento con vegetación, la basura en alcantarillas y los drenes naturales.
“De hecho se tienen identificadas las avenidas por las cuales fluyen los escurrimientos. Y muchas atraviesan el centro histórico. En consecuencia en la temporada de lluvias, en septiembre y octubre principalmente, en la mayoría de las calles termina elevado el nivel del agua entre 50 y 80 centímetros”, añadió el documento en manos de La Jornada de Oriente.
El texto recordó la ciudad está asentada en un valle delimitado por lomeríos suaves. “Esto hace a la zona sumamente irrigada y por eso se registran constantemente desbordamientos los cuales pueden estar asociados a la crecida del río Nexapa y sus tributarios, a la existencia de pequeñas mareas dentro de la urbe y a la falla del drenaje”, describió.
Según el propio AMR en el municipio existe una zona con valles y montañas ya altamente invadida por la capa o loza de cemento. “Y no podemos olvidar el crecimiento de la población y los asentamientos irregulares”, destacó el diagnóstico.
Adicionalmente a los fenómenos naturales anteriormente descritos, Atlixco está expuesto a otro tipo de siniestros: incendios forestales, de edificios, de sitios de concentración masiva de personas, heladas y paradójicamente también a sequías.
Por esa razón el escrito oficial y en boga “considera fundamental la concreción y capacidad, de parte de las autoridades locales y los habitantes, de ubicar e identificar el tipo y grado de riesgos existentes de acuerdo con el origen”.
“Sin duda la cartografía contribuirá a detectar, clasificar y zonificar las áreas de peligros y vulnerabilidad. Éste documento debe convertirse en una herramienta rectora para definir acciones programáticas y presupuestales enfocadas a guiar el desarrollo territorial en espacios ordenados y sustentables”, finalizó el análisis.
Aquí en menos de una semana un hombre de la calle estuvo a punto de morir arrastrado por el afluente de las lluvias hacia el drenaje. Y la tienda de telas Parisina, una de las más grandes en servicio, terminó fulminada por más de cinco horas constantes de humo y fuego.