El orden de los factores, de la artista peruana Sandra Gamarra Heshiki gira en torno a la búsqueda de la identidad. La idea, señala, no fue alterar el orden de los factores sino entender cómo éstos llevaron a una serie de resultados sociales en donde las violencias como lo racial, el género y la clase se han impuesto generando una jerarquía, y en donde la propia identidad como orden se tiene que buscar.
Desde este fin de semana, el Museo Amparo reúne un total de 69 óleos y obra de otros materiales de la creadora peruana bajo la curaduría de Pamela Desjardins, piezas que rebuscan en los espacios donde se pierde la información y la búsqueda de la identidad: en la Colonia, etapa jerarquizada por la mirada occidental.
Centrada en el género de la pintura de castas, el cual floreció durante el siglo XVIII en la Nueva España, particularmente en las ciudades de México y Puebla como series que ilustran las clasificaciones raciales fundadas en las uniones y reproducciones, la artista tomó el único ejemplo realizado fuera de la Nueva España, en el virreinato de Perú. Se trata de una serie de 1770 encargada por el virrey que nunca se llegó a exponer, pues viajó directo al gabinete de historia natural y solo se expuso durante un breve tiempo. “En Perú ha sido como una imagen que es potente porque no se ha visto: su ausencia lo hace presente, ha sido como un fantasma”, indica la artista.
A partir de ahí, como punto de partida, Sandra Gamarra establece conexiones entre las construcciones identitarias de Perú y México, en vínculo con su propia biografía, que mantiene arraigo con ambos países. “Como peruana siempre ha sido como un espejo alejado la idea de México por muchas incidencias históricas y físicas. Se comparten historias que son peligrosamente familiares y al mismo tiempo la peruanidad a la hora de situarse ha intentado alejarse, por su contundencia, de ´lo mexicano´”.
Es en este ejercicio de identificación, agregó durante una conferencia de medios, hay un desvío: “Me interesaba que se rebusquen estos espacios en los que se pierden información, jugar con la idea de la identidad y buscarla”.
A su vez, la curadora Pamela Desjardins señaló que bajo la mirada occidental, el desarrollo de la pintura de castas tiene que ver con esa mirada clasificatoria que dio orden y jerarquizó el mundo desde el humano, un sujeto occidental blanco, masculino y heterosexual. “Sandra hace cruces entre lo prehispánico, lo virreinal y lo contemporáneo, como el Museo Amparo en sus colecciones. Para esta exposición, la pregunta hacia dónde llevarlo fue justamente a lo colonial, un tema que no se tocaba en el arte contemporáneo”, dijo.
Acotó que enfocado en lo virreinal, el punto de conexión fue pensar cuál era el origen peruano y el contexto de México, en el que específicamente en Puebla apareció el tema de pinturas de castas. Comparó que a diferencia de Lima en donde no hay un museo que relacione lo actual con lo anterior, en México pareciera que lo autóctono no se mueve sino que es un permanente en las artes nativas, sobre las cuales se da un salto a lo contemporáneo como si pareciera que no se hubiera movido aunque hubiera habido cambios en la misma Colonia y en la República.
En El orden de los factores hay una reinterpretación de las pinturas de castas, y en ellas las piezas corresponden a un tipo de piel. También hay intervenciones en las que destacan las flores y frutas que son asociadas a mujeres migrantes. Se retoman además los ponchos, esa vestimenta tradicional de Perú, relacionado con la madre tierra. Hay también imágenes de objetos prehispánicos que en su parte trasera tienen palabras alusivas a los indígenas.