Atlixco. El 29 de septiembre, día en que la Iglesia católica celebra a San Miguel Arcángel, las calles del centro histórico de Atlixco se llenaron de música, color y devoción. Como dicta la tradición, el diablo salió a bailar y con este un ejército de Huizos que, entre risas, máscaras y pasos desenfrenados, desafiaron la solemnidad de la jornada religiosa.
El recorrido comenzó en la colonia Ricardo Treviño, al pie del cerro de San Miguel, donde se ubica la capilla que resguarda la imagen del patrono de la ciudad. Desde ahí, los Huizos, jóvenes en su mayoría, bajaron hacia el centro acompañados de tambores, cohetes y gritos festivos. Entre el bullicio, apareció la figura del hombre rojo y cornudo: el diablo, símbolo del mal, quien lanzó un reto abierto al arcángel protector del valle atliscense.
En el zócalo, frente a decenas de familias que aguardaban expectantes, se vivió el momento cumbre: la batalla simbólica entre San Miguel y el diablo, una representación que revive la eterna lucha entre el bien y el mal. El público, cautivado, aplaudió la destreza de los Huizos, quienes con su energía y creatividad se han convertido en protagonistas de la fiesta patronal.
Más allá de lo artístico, este grupo mantiene una misión cultural: preservar la tradición pese a las dificultades económicas. En esta edición lograron reunir apoyos que permitieron una puesta en escena vistosa y organizada, recordando que la fe y la resistencia cultural van de la mano.
Así, Atlixco celebró a su patrono con una jornada donde la religiosidad y la alegría popular se fundieron. Cada tamborazo, cada carcajada y cada paso de danza reafirmaron que este Pueblo Mágico vive su identidad con orgullo: entre la devoción a San Miguel y la fiesta que da vida a sus calles.


