Ofensa y defensa de la Tauromaquia es el título más reciente del periodista, escritor y amante de los toros Horacio Reiba, quien hace una defensa doble de la tauromaquia: lo mismo ante sus detractores que frente a la “frágil situación de la fiesta de toros en la sociedad actual”.
“La defensa de la tauromaquia tiene sus mejores argumentos en sus detractores”, afirmó el también locutor y especialista en temas ambientales, y acotó que en torno a la fiesta de los toros hay un debate en el que existen “lo mismo prejuicios y argumentos viscerales, que una defensa cultural también válida”.
Al presentar este volumen editado por la Dirección de Fomento Editorial de la UAP, Horacio Reiba expuso que el libro precisamente se centra en una preocupación: en la situación de crisis que atraviesa a la tauromaquia en México derivada de “los males que aquejan al toreo” pues se ha “desfigurado su esencia mediante el sinfín de triquiñuelas que trocaron al toro de casta en el sucedáneo raquítico y desbravado que he denominado post toro de lidia mexicano”.
En este libro, su autor menciona que la suerte de la tauromaquia responde a la globalización neoliberal, “con su influencia omnipresente y su perniciosa escala de valores” que se reflejan en “la civilización del espectáculo, su atroz aplanamiento de la y las culturas, y la homogenización de las costumbres”.
Lo anterior, acota, ayuda a “explicar por qué el arte de lidiar reses bravas dice ya tan poco a los jóvenes de ese siglo, al grado de suscitar ese violento rechazo del que, con menudeo de zafios insultos y descompuestos anatemas, dan constante cuentas las redes sociales”.
Presentado días atrás por voces calificadas del tema como el aficionado Miguel Ángel de la Garza, la semióloga Luisa Ruiz Moreno, quien leyó el prólogo del libro hecho por Raul Dorra, y el reconocido periodista taurino Leonardo Páez, autor de la columna semanal “¿La fiesta en paz?” que aparece en La Jornada, el libro Ofensa y defensa de la Tauromaquia representa una oportunidad de debatir y defender, con argumentos, este aspecto de la cultura occidental.
“No sé bien cuando empecé a cobrar conciencia de lo mucho que significaban para mí las fiestas de toros, pero si qué, en cuanto esto sucedió, descubrí que una de las razones de mi irremediable fervor por el toreo y sus peripecias seguramente se debía al enorme valor simbólico que para mí ya representaban”, señaló Horario Reiba “Alcalino”, también acompañado por Aurelio Fernández, moderador del acto.
No obstante, el autor se cuestionó si su afición sería la misma de ser un adolescente que destina gran parte de su tiempo a las redes sociales. Rememorando que accedió a los toros a través de su abuelo y de su padre, y de sus lecturas e interrogantes a la fiesta, asegura que de haber nacido en el año 2000 “no adoptaría una actitud contraria a la tauromaquia” porque la reconoce como “un elemento del patrimonio cultural” del país que fue y que “podría seguir siendo” si se atiende al deseo del libro: el defender a la tauromaquia de su desaparición.
Para hacerlo y frente a la reacción de rechazo de muchos jóvenes, Horacio Reiba construye un discurso que “atempera e incluso invierte” dicha postura, por medio de “un sereno análisis…, pautas de reflexión moral y rigor intelectual”.
El libro Ofensa y defensa de la Tauromaquia se distingue además el boceto que su autor hace del devenir de la tauromaquia en México, sus orígenes producto de la conquista española y su incorporación al patrimonio cultural mexicano, con un vistazo al toro como elemento fundamental de la fiesta y de su bravura como un hecho biológico básicamente europeo.
Resalta el diálogo intertextual que Horacio Reiba establece entre la temática taurina con obras de la pintura, el cine, la música, la danza y la cultura popular, así como de la poesía y la literatura, a la par de la inclusión de textos leídos en conferencias, mesas redondas y presentaciones de libros, y fragmentos de otros autores como José Emilio Pacheco, Carlos Septién García, Antonio Caballero y José Carlos Arévalo, entre otros. Destaca, por cierto, que la mayor parte de los textos fueron publicados en La Jornada de Oriente para la cual colabora desde 1990 con la columna semanal “Tauromaquia”.
El taurinismo pensante de Horacio Reiba
Para el periodista Leonardo Páez, el volumen Ofensa y defensa de la Tauromaquia deja ver que el de Horacio Reiba es un “taurinismo pensante”, por lo que dicho libro llega en un momento preciso, “cuando la añeja autocomplacencia de los taurinos alcanza los niveles más peligrosos ante la oferta de impunidades que ofrece la posmodernidad”.
Para el colaborador de La Jornada, este libro coloca a Reiba no solo como un escritor de Puebla, sino del mundo, “de corte internacional y de calidad mundial”, ello porque el “pensamiento no tiene geografías sino sensibilidades y niveles”.
Destacó además la calidad literaria y expositiva de Reiba, porque es un maestro y por tanto es didáctico al explicar las cosas y al hacer labor de síntesis magistral sobre “la historia del toreo, la dignidad animal, y las posturas de algunos autitaurinos subvencionados por empresas trasnacionales”.
Leonardo Páez reconoció en Horacio Reiba “una de las mejores plumas taurinas de mundo, riguroso con la forma y con el fondo”, que presenta textos que “no tienen desperdicio, animados por su espíritu crítico, sensibilidad periodística, al de servicio a los lectores y su vocación de maestro, sustentados en la inteligencia y en la pasión que imprime al tema que aborde, incluida esa herencia adicción de su padre y abuelo por la fiesta de los toros”.
Páez, quien comparte una amistad con Reiba desde hace por lo menos 35 años, comparó que mientras el autor de la columna “Tauromaquia” es “respetuoso”, él como autor de la columna “¿La fiesta en Paz?” es un hombre “antitaurino, con conocimiento de causa, de un espectáculo degradado por los nuevos ricos de la fiesta, por los hombres más ricos de México que han hecho por el complejo brutal de inferioridad respecto a España, por una claudicación brutal de los gremios ganaderos, toreros, subalternos, medios y autoridades”.
En su caso, apuntó Leonardo Páez, trata de “seguir contraponiendo un poco de hiel a tanta miel: al sistema taurino ya fue absorbido al sistema neoliberal, explotando animales, humanos y engañando al público”.
En ese sentido, coincidió con Horacio Reiba en que la crisis actual de la tauromaquia responde, en mucho, al “caldo gordo que se le hizo a los imperialistas”, cuando países como Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, en vez de abonar “al fortalecimiento de su vocación taurina y al surgimiento de figuras nacionales”, desecharon la fiesta.
“Los pobres mandatarios socialistas antiimperialistas carecieron de asesoría taurina inteligente y se quedaron con el dato de que no tenemos una figura taurina y somos tierra de conquista de tierras españolas. Tanto (Hugo) Chávez en Venezuela como (Rafael) Correa de Ecuador prefirieron escuchar a los antitaurinos en vez de regular la tradición taurina de esos países…”, considero.
Por último, Páez aplaudió que la UAP editara este libro debido su calidad y a su oportunidad temática, por lo que llamó a que no sea la distribución la que limite su opción para ser leído, disfrutado y discutido.
Sería triste quedarse sin los toros, afirma Dorra
Si bien el reconocido semiólogo Raúl Dorra reconoce que no es aficionado a la tauromaquia, está convencido, como Horacio Reiba, que “sería triste que nuestra cultura, ya bastante entristecida, se quede sin los toros”.
En el prólogo del libro Ofensa y defensa de la Tauromaquia, el coordinador del Programa de semiótica y estudios de la significación de la UAP señala que su admiración por el toreo proviene de sus reflexiones y afinidades literarias y antropológicas, a la par que la estética de esta expresión que lo lleva al barroco y sobre todo a un “tiempo histórico, a un estadio elemental en el que el hombre, para serlo, debió sacrificar, domesticar, la fuerza de la naturaleza”.
Sobre todo, Raúl Dorra señala que le “asombra el escándalo sobre el sacrificio –del toro– cuando nuestra cultura, como toda cultura, está fundada sobre el sacrificio”, algo que es evidente en la cultura cristiana.
Fiel a su pluma, además del sacrificio el prologuista revisa aspectos como la muerte, la distancia entre el sacrificador y el sacrificado, la naturaleza deportiva o espectacular de la fiesta de toros, el hombre frente al toro y lo masculino del animal, todos temas matizados por su conocimiento literario y del uso de la lengua.
Un debate antitaurino
Además de los aficionados a los toros, el libro Ofensa y defensa de la Tauromaquia llamó a los antitaurinos. Ahí, durante la presentación del volumen ocurrido en la Librería universitaria del Complejo Cultural Universitario, antitaurinos se hicieron presentes para presentar, no sin pasión, los argumentos con los que detractan a la llamada fiesta taurina.
De manera intempestiva, miembros de la asociación Antitaurinos Puebla arribaron a la presentación pidiendo una oportunidad de debatir: “Queremos dar nuestro punto de vista, que se dé un debate entre las dos opiniones. Nos sentimos personas preparadas y estudiadas para ello”, dijo su representante Michelle Bernal.
Para debatir, el escritor Horacio Reiba propuso una condición: que los antitaurinos leyeran el libro y a su vez proporcionaran, como una condición de reciprocidad, los argumentos que los colocan en este frente opuesto al espectáculo.
“Será un acto cultural de la inteligencia”, confió Reiba en espera a que esta casa editorial se encargue de fijar la fecha y hora para conocer y contrastar los argumentos de este grupo que cuestiona a la tauromaquia porque señala que “no es arte, no es una lucha equitativa y no es una opción de entretenimiento ni deporte”, entre otros aspectos.