El enfoque de justicia ambiental restaurativa, rompe con el esquema de la justicia punitiva, donde las empresas o gobiernos contaminadores, pagan una multa como pena por el deterioro ambiental que generan. Sin embargo, hemos observado que, por una parte son pocos los casos en que las empresas que contaminan o dañan a la madre tierra resultan responsables de pagar la multa y por lo general, cuando lo hacen, el monto de las multas resulta insuficiente para resarcir el daño ocasionado. Desde la mirada de la justicia ambiental restaurativa, el crimen que se comete es un crimen ambiental, contra la madre tierra, contra las comunidades que la habitan y contra las futuras generaciones. El o los perpetradores, deben asumir la responsabilidad de reparar el daño y las víctimas, en este caso comunidades, ecosistemas y futuras generaciones, deben convertirse en sujetos activos en el proceso. Una noción fundamental desde esta perspectiva, es el hecho de reconocer que, como un crimen daña y duele, la justicia debe resultar sanadora.
La víctima y la comunidad están siendo afectadas por el criminal ambiental, por la acción del delincuente, por lo tanto, es necesaria la reparación. Se demanda que la reparación conlleve reparar el daño ambiental que se ha cometido, pagar el costo incurridos por autoridades y por las partes afectadas, y contribuir a un fondo para el cuidado ambiental.
Pero por qué exigir la justicia ambiental restaurativa en primer lugar, porque vivimos en un sistema que prioriza la acumulación de capital por sobre la vida. Un sistema que violenta, despoja y explota la vida humana y a la Madre Tierra. Un sistema sangriento y depredador, que va acumulando una deuda histórica y que tiene al cambio climático y al calentamiento global como evidencia de la inviabilidad del sistema capitalista para producción y reproducción de la vida. La justicia ambiental restaurativa cuestiona el imperativo obsoleto del desarrollismo y el crecimiento económico. Apela a la justica intergeneracional y al reconocimiento de los derechos de la Madre Tierra, así como a la posibilidad volitiva de detener el ecocidio propiciado por el capitalismo. La justicia ambiental restaurativa, apela también a la posibilidad de reconectar con la Madre Tierra viviente, y dejar de objetivarla, que ha legitimado su destrucción. Es un amplio movimiento filosófico y activista que tiene un carácter dinámico, orgánico, con raíces desde la sabiduría de los pueblos primigenios, que pretende incidir en los procesos efectivos para sanar y restituir el daño perpetrado contra la Madre Tierra, las comunidades, los ecosistemas y las futuras generaciones.
Hoy, 22 de abril, en el marco del Día Mundial de la Madre Tierra, honremos su condición viviente y demandemos justicia ambiental restaurativa. La tierra debe ser sanada, el compromiso del cuidado de la Madre Tierra es responsabilidad de todas las personas, y la reparación debe asumirse y exigirse a los criminales que la dañen.