El día de ayer, el regidor de Industria y Comercio del municipio de San Gregorio Atzompa indicó que el cierre del restaurante “La Forchetta” en la comunidad de Chipilo, obedece a la represión política por parte de la presidente municipal auxiliar Edith Zago Colombo. Por otra parte, ésta se deslindó del conflicto bajo la excusa de que ella no estuvo presente durante el cierre del negocio.
Lo cierto es que resulta sumamente preocupante que cuando se supone que en Puebla hay estados superados de persecución política y homofobia se presenten casos como el que aconteció en Chipilo, los cuales son un verdadero retroceso y deben llamar la atención inmediata de las autoridades.
Debería estar actuando ya sobre este indignante hecho el Poder Legislativo, pero sobre todo el gobierno estatal, para poner orden y llamar a todos los ciudadanos al acatamiento de la ley, que no es otra cosa que el respeto a la diversidad y a cualquier forma de vida pública y privada que no constituya un delito.
Sin embargo, las autoridades de todos los poderes, niveles y signos políticos no parecen prestar el menor interés por lo que sucede, y eso evidencia aún más el grado de descomposición que hay en Puebla, pues prácticamente con su omisión están avalando que actos de discriminación como el de Chipilo se repliquen por todo el estado impunemente.
Es necesario también que la ciudadanía asuma a cabalidad que el respeto a la diversidad y la tolerancia son valores democráticos irrenunciables.