Histórica, completamente inusual y poderosa. Así, es como organismos internacionales como la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) definieron a la tormenta geomagnética que ha impactado a la Tierra desde el mediodía del 10 de mayo y hasta el domingo 12.
Esta tormenta solar es definida como una perturbación temporal del campo magnético que rodea la Tierra, como lo indica el sitio especializado EarthSky.
Dichas tormentas solares, como explica el Servicio de Clima Espacial México (SCIESMEX) del Instituto de Geofísica de la UNAM, son fenómenos naturales que ocurren regularmente.
Si bien no es posible predecir cuándo sucederán eventos severos o extremos, similar a los sismos; sin embargo, a partir del monitoreo constantemente del Sol, el medio interplanetario, la alta atmósfera (ionósfera) y el campo magnético terrestre para estudiarlos científicamente, se pueden hacer recomendaciones para prevenir sus efectos.
Estos eventos, se indica además, tienen su origen en la superficie del Sol, lugar donde se producen erupciones y/o eyecciones de masa coronal (CME, por sus siglas en inglés).
Esas formas de actividad en la superficie del Sol liberan plasma, campos magnéticos y radiación electromagnética. Algunos días después de que se hayan expulsado estos elementos, puede producirse una tormenta solar en la Tierra, siempre que esta se encuentre en la trayectoria de la CME.
Por tanto, de acuerdo con la información de la NOAA, las tormentas solares pueden afectar, cuando se dirigen hacia la Tierra, a las infraestructuras en órbita cercana al planeta y la superficie terrestre: las comunicaciones, la red eléctrica, la navegación, la radio y el funcionamiento de los satélites.
Como abundó el SCIESMEX en los últimos 10 días, detalló dos regiones activas en la superficie del Sol han producido una serie de tormentas solares, incluyendo nueve estallidos de luz intensos, conocidos como fulguraciones clase X.
Mientras que “en las últimas 48 horas, se produjeron siete tormentas solares, que además de las fulguraciones, emitieron también nubes de material solar” en dirección hacia la Tierra.
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Destaca que no obstante su calificación como histórica e inusual, el organismo internacional no señala riesgos de otra índole por tormentas solares.
Asimismo, se ha informado que las tormentas solares, al aumentar la actividad geomagnética de la Tierra, provocan auroras boreales, como las que se observaron la noche del 10 de mayo en México, Estados Unidos, España, Gran Bretaña Suecia, Australia y otras regiones del mundo.