La historia oral como un método de investigación que sirve como un elemento cultural, social y patrimonial, que es una fuente para la reconstrucción del pasado y tiene un respaldo documental, cuyas historias suelen ser transmitidas de generación en generación y son fundamentales para el patrimonio inmaterial de las comunidades, en este caso de la gastronomía gestada en torno al ferrocarril.
Así, es como concibe la investigadora Aidé Flores Ortiz a la historia oral, de la cual echó mano para desarrollar el proyecto La herencia del sabor del tren que trabajó en su natal Hidalgo y giró en torno a la recuperación de uno de los platillos clave de la gastronomía del pueblo de Tepa El Chico y la familia Carpio, cuyas mujeres formaron parte de “las enchiladoras del tren”.
Dicha indagación, cuyo resultado fue un corto documental producido en 2021, fue presentada días atrás en el marco del ciclo de charlas Las investigadoras del ferrocarril organizado por el Centro Nacional para la Preservación del Patrimonio Cultural Ferrocarrilero (Cnppcf), el Centro de investigaciones interdisciplinarias en ciencias y humanidades (CEIICH) de la UNAM, y la Red Iberoamericana de Historiadoras (RIH).
Flores Ortiz, historiadora formada en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, señaló que La herencia del sabor en el tren es un proyecto que refiere a la gastronomía de Tepa El Chico y a la familia Carpio comandada por la señora Lucila, quien se encargó de cocinar y vender los llamados “sopes” durante la corrida del ferrocarril, y no obstante la desaparición de este medio de transporte a finales del siglo XX, el producto sigue siendo parte fundamental del entorno.
Acompañada por Leonor Reyes, coordinadora del ciclo e investigadora del CEIICH y de la RIH, así como por Covadonga Vélez Rocha, jefa de la Fototeca del Centro de Investigación e Investigación Ferroviarias del Cnppcf, la investigadora señaló que durante la época de los años 60 del siglo anterior nació la familia Carpio formada por Lucila Carpio, oriunda de Tultepec, Estado de México, y por Pedro Ortiz Lucio, nacido en Tepa El Chico, Hidalgo, quienes procrearon nueve hijos, algunos de ellos ligados al ferrocarril: su esposo como pintor, uno de sus hijos como electricista y uno de sus yernos como garrotero.
En la charla virtual, la especialista en restauración documental y fotográfica por la asociación Adabi de México expuso que al vivir en Tepa, la señora Lucila conoció a varias vendedoras del ferrocarril, núcleo al que se unió siendo una de las mujeres más jóvenes en ofrecer sus productos.
Refirió que junto a sus nueve hijos, la mayor de ellas Juana Ortiz Carpio, doña Lucia comenzó con la elaboración de los “sopes del tren” en la estación Tepa, cuyo ramal llevaba hacia Tultepec y cruzaba por varias estaciones.
La historiadora Aidé Flores acotó que en 1999, cuando se extinguió el ferrocarril, las mujeres perdieron su trabajo como fue el caso de doña Lucila. No obstante, animada por sus hijos decidió -de 2001 a 2007- vender su ya tradicional platillo frente a una escuela de Zempoala, para luego trasladarse, en 2008, a un local ubicado junto a la parroquia del pueblo, acompañada ahora por algunas de sus nietas.
Dijo que fallecida en 2015, fueron sus hijas Juanita y Anselma Ortiz Carpio quienes continuaron con la tradición de su madre Lucila y siguieron elaborando estos sopes.
“Anselma nos contó que las primeras veces que empezaron a vender no fueron aceptadas porque pensaron que le habían quitado el puesto a su mama, por lo que fue un reto el continuar con la venta del platillo”, menciona.
Como historiadora, en cambio, considera que el trabajo apoyado en la historia oral, cuyos testimonios son transmitidos de generación en generación y son fundamentales para el patrimonio inmaterial de las comunidades, además de que encuentran respaldo en las fuentes documentales, permitió “conocer el linaje gastronómico culinario que desarrolló la familia Carpio durante el auge y el declive de los ferrocarriles” en esta zona del país.
De paso, concluyó la también locutora y gestora cultural, el trabajar en la recuperación de la gastronomía gestada en torno al ferrocarril, es comprender que la comida es “uno de los testigos más importantes de momentos históricos y revolucionarios sociales en el contexto ferroviarios”, por lo que es importante su registro para evitar su perdida y para seguir generando otras investigaciones.
Destaca que el ciclo de charlas Las investigadoras del ferrocarril tiene como objetivo contribuir a la visibilización del trabajo de investigadoras que, bajo distintos enfoques y disciplinas estudian los ferrocarriles mexicanos. Dicho ciclo forma parte del proyecto Las mujeres en entornos ferroviarios: miradas multidisciplinarias, que organiza la Red interdisciplinaria de mujeres en el ferrocarril, la cual busca reconocer y visibilizar el papel histórico y contemporáneo del género en la industria ferroviaria así como la participación de las mujeres como gestoras, promotoras, conservadoras y difusoras de este patrimonio.