Yisraha Sawalha yace,
la negrura de su mirada
prolonga la pregunta más allá de la vida.
Aún duele la sonrisa
con que niega sus entrañas destrozadas.
Bajo el pañuelo palestino asoman
guedejas de cabello joven.
Docenas de mujeres despiden
A Yisraha, sentadas en cuclillas.
Un baile de pañoletas,
un oleaje de hombros y manos enlazadas
la miran absortas.
Al fondo de la foto de la AFP, en lo alto,
una mujer se enjuga el llanto
o se quiere sacar los ojos.
Casi cubre su rostro, no su pena.
Es como el centro del remolino
que en Junín se traga a las mujeres.
Ese 14 de octubre el vehículo en el que viajaba Yisraha
fue batido por las balas de las uzis israelíes.
Sharón el carnicero dijo que la sangre derramada, fue en vano.
Yisraha Sawalha derrama su sonrisa.
Israel y Estados Unidos, quince años después
celebran el que sean los drones los que aniquilen
con exactitud la los enemigos de la libre empresa.
La sonrisa de Y.S. baila en la memoria.
*De la Serie: Pétalos en una rama negra y húmeda.