Somos un pequeño grupo de personas, colectivos, organizaciones y movimientos. A fines de 2014 nos pusimos a caminar, para resistir juntos el horror que ha caído sobre nosotros y para contribuir a construir un mundo en que quepan muchos
mundos, según la propuesta zapatista.
En el caminar nos hemos dado cuenta que esto significa reorganizar la sociedad desde abajo y fundar nuevas instituciones que celebren la diversidad, en vez de tratar de suprimirla.
(http://tejiendovoces.org.mx/quienessomos/)
El sistema mundo en el que vivimos hoy en día nos está asfixiando. La brecha entre los que más tienen y los que casi no tienen nada se agranda, los estados–nación dejan de tener el poder sobre los territorios para cederlo a quienes acumulan y controlan la riqueza. Los proyectos de explotación y extracción de recursos crecen agigantadamente como si uno pudiera comer oro o beber cobre.
El panorama es negro, el escenario requiere de acciones urgentes para comprender el alcance y el nivel de la destrucción material y espiritual que vivimos. Estamos rodeados de violencia física, psicológica, de género, de raza, de generación, de hemisferio, de país, de barrio. Ante esta situación se hace urgente mirarnos a los ojos, reconocer nuestros saberes, recuperar las prácticas armoniosas. Es necesario escucharnos y comprendernos. Por ello hay que tejer voces, hay que entramar palabras y corazones para darle sentido al fin de época que vivimos e imaginar un mundo otro, uno donde quepan muchos mundos.
Tejiendo voces por la casa común es un encuentro, un coloquio, un conversatorio internacional que sucedió en Oaxaca, Puebla, Guadalajara, Morelos y el Distrito Federal entre el 12 y el 20 de noviembre. En distintas sedes participaron mujeres, hombres, jóvenes, activistas, indígenas, académicas/os, estudiantes en varios días de encuentro, de diálogo, de poner en común. En el encuentro fluyeron denuncias, preocupaciones, reflexiones, críticas. También se compartieron visiones, prácticas, acciones, resistencias, esperanzas. Se resaltaron los espacios, las grietas, los intersticios desde los cuales hay ejemplos de esperanza. Se imaginaron mundos posibles sin energía derivada del petróleo, sin corporaciones, con universidades descoloniales. En los días de encuentro y charla se criticó al patriarcado, al colonialismo, al capitalismo. Se habló de la fuerza y la riqueza de los pueblos originarios, de las mujeres, de los y las jóvenes. Se trazaron rutas desde la academia, desde las organizaciones, desde los barrios, desde los pueblos, desde las cooperativas, desde el espacio urbano y el rural. Se tejieron voces y se lanzaron provocaciones para pensar, para sentir, para sentipensar y comenzar desde cada pequeño mundo, desde el espacio doméstico, el laboral, el personal a trabajar por una casa común. Trabajemos pues…