Resulta sumamente lógico que el gobierno de la Ciudad de México, hoy a cargo de José Ramón Amieva pero en realidad operado por Miguel Ángel Mancera, liberará a dos presuntos porros que habían agredido a estudiantes universitarios el 3 de septiembre.
Los perredistas, cuya aceptación entre la población es de 4 por ciento, siendo que hace tiempo era de 16 puntos (Jorge Buendía, El Universal, 11 de septiembre), están cada vez más desprestigiados y luchan por abrirse espacio a como dé lugar. En estos días inaugurarán, por cierto, la“Universidad de Coyoacán”, de muy dudosa calidad, aparentando que son dados a la ilustración, siendo que entre los miembros de la UNAM es reconocido uno de sus actuales diputados, Mauricio Toledo, motejado en la FCPS como “El Tomate”, quien maneja dineros a montones para utilizar grupos de golpeadores y extorsionar cínicamente a todos los negocios de Coyoacán, desde que fue delegado. Los que siguieron a cargo en dicha circunscripción: Valentín Maldonado y Manuel Negrete, desgraciadamente, son títeres de Mauricio.
En estos días hemos tenido información y fotos de Víctor Hugo Lobo (le hace honor a su apellido) y Alejandra Barrales con golpeadores. Ambos financian y utilizan a diferentes bandas que mencionó en su informe el rector: Enrique Graue. Así pues, son varios los liderzuelos perredistas que se han entronizado en sus cargos gracias a las prebendas, la compra de sufragios y, en primera y última instancia, el uso de pandillas que usan en cuanto sienten que les disputan el territorio.
Pero no se crea que los mencionados sujetos: Lobo, Barrales y Toledo hacen eso porque son muy audaces, sino debido a que tienen la complicidad oficial, la cual está por terminárseles el primero de diciembre, cuando entre Claudia Sheinbaum.
Otro caso patético es el de Héctor Serrano, quien fue secretario general de Gobierno y luego de Movilidad en la administración mancerista. De acuerdo a un reportaje de Raúl Monge (Proceso, 2184), repartía dinero a raudales a diversos personajes de la vida política, todo para fortalecer a una corriente que creó al interior del PRD, Vanguardia Progresista, la que disponía Mancera para su beneficio personal. De 21012 a 2015, Serrano utilizó para sus fines 2 mil 900 millones de pesos. Y entre sus malas artes estuvo el obsequio de diversas cuestiones a su madre, esposa, hijos y para él mismo. Es decir, el saqueo aparentemente para el jefe pero en beneficio de todos los cercanos. ¡Peor que en los tiempos de López Portillo y los orgullos de su nepotismo!
Uno más de los hombres de este nefasto sexenio capitalino es Raymundo Collins. Estuvo primero en el Instituto Nacional de Vivienda (Invi), siendo que era un policía que no sabía del asunto, pero eso sí, se quedó con una gran cantidad de departamentos, obsequió a sus amigos periodistas muchas otras y repartió dinero sin tener idea de a quién, por eso muchos aparentes damnificados del sismo de septiembre de 2017 recibieron miles de pesos sin esperarlo. Ahora está en la SSP. Ya se le escapó el hijo de El Señor de los Cielos, ha visto como azules a su cargo asesinan a ciudadanos y frente al problema universitario su palabra recurrente es: NO. En una entrevista con Patricia Dávila (Proceso, ídem). Le preguntan cuántas bandas delictivas hay aquí; respuesta “No sé”; le inquieren cuanta droga se maneja actualmente; contestación: “No sé”; acerca de los narcomenudistas en el campus: “No tengo idea, sólo la UNAM puede decirlo”. Y este individuo es el que cuida (sic que se busca en los bolsillos) una de las ciudades más grandes y problemáticas del orbe.
Pero lo realmente terrible es que todos ellos estuvieron dirigidos (sic desorientado) por Miguel Ángel Mancera y los hermanos Julio César y Luis Ernesto Serna Chávez, trío que actuó siempre junto no por el bien de los capitalinos sino para aumentar su riqueza, obtener departamentos y casas por montones (algunas de las cuales rentan, cual negocios de viudas de los años sesenta) y llevar a cabo negocios inmobiliarios- las torres por toda la capital son evidentes- como de construcción y reparación de vialidades (ver el reportaje de Raúl Monge y Sara Pantoja, Proceso, ídem).
Para lograr comisiones de hasta el 35 por ciento, incluso utilizaron los materiales del gobierno de la Ciudad de México para que el constructor, José Antonio Velasco Jiménez, quien se asemeja a Carlos Ahumada, pudiera hacer de la pillería lo cotidiano sin supervisión alguna.
Mancera y compañía uno de los grupos más nefastos en la historia de esta noble ciudad que ya no aguanta a pesar de su resistencia milenaria.
@jamelendez44