Durante toda su vida artística, desde el inicio de ella y hasta su fallecimiento ocurrido el 20 de octubre del año anterior, el artista Gilberto Aceves Navarro (Ciudad de México, 1931- 2019) propuso “un lenguaje libre y propio”, afirmó Juan Aceves, hijo del creador.
Esa libertad está presente en la exposición Superar la herida. Pintura en libertad, que abrió este 3 de octubre en el Museo Internacional del Barroco (MIB), bajo la curaduría del crítico Jorge Juanes y la gestión de la Secretaría de Cultura de Puebla.
Durante una entrevista, el director de la Fundación Aceves Navarro que fue creada por el maestro en 2018 señaló que, a lo largo de su carrera, su padre le dio “un sentido propio y peculiar” a su obra. Ello, porque al miembro de la Academia de Artes y acreedor del Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Bellas Artes en 2003 lo movía una necesidad: la de comunicar lo que veía. “Él veía no sólo hacia la pintura, sino hacia la sociedad, hacia su propio proceso como maestro y artista”.
En ese compartir lo que veía en cada exhibición, mencionó Juan Aceves, se dio desde el inicio de su carrera, proponiendo un lenguaje libre y propio, y constituyendo una disyuntiva el asociarlo con la generación de la Ruptura, con la Escuela Mexicana de Pintura o con David Alfaro Siquieros, el muralista con quien Gilberto Aceves trabajó siendo muy joven.
“Fue una brocha de Siquieros, él mismo se definió así al ser su ayudante cuando tenía 18 años. Con él, lo que aprendió no fue cómo pintar sino cómo ser, cómo tener el papel del pintor y cuál era su peso”, acotó el entrevistado.
Así, con su sentido propio y peculiar, e incluso con un gran sentido del humor, Gilberto Aceves Navarro hizo el ejercicio de mirar, de observar hacia donde van las tendencias, los patrones. Lo anterior, señaló Juan Aceves, se refleja en la biblioteca que el maestro pintor construyó a lo largo del tiempo, en la que devela su interés por la historia del arte, atendiendo particularmente el dibujo.
Asimismo, en la forma en que, a lo largo del tiempo, formó generaciones de artistas que son la realidad actual del arte contemporáneo en México, al ser docente en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, ahora Facultad de Artes y Diseño de la UNAM, en la que impartió clases de 1971 hasta el 2012, del mismo modo que desde 1998 brindaba clases de dibujo de manera independiente en su estudio en la colonia Roma.
Al arte, continuó Juan Aceves, su padre lo entendió profundamente y siempre creyó que era una manera de expresarse. En cambio, huyó de las tendencias y de los paradigmas, porque creía que adherirse a ellos era no crecer ni descubrir.
“Como sociedad mexicana en este momento en el cual enfrentamos una crisis global, tenemos que voltear a vernos y decir, como lo dijo mi padre en Bellas artes, qué estamos celebrando, si hemos hecho algo o vamos a enfocarnos en nuestros recursos, sin la necesidad de voltear a ver a los demás, sino a encontrar la riqueza que se tiene como sociedad mexicana, no con un orgullo ruidoso de sombrero de mariachi y de trompeta, sino de aquel que se ve a sí mismo y pese a sus condiciones no se vence, y está orgulloso de lo que es”, confió Juan Aceves.
En suma, consideró que Gilberto Aceves Navarro fue una figura conciliatoria del arte mexicano, que no habló de grupos, de izquierdas o de derechas, de aquí o de allá, sino que la importancia reside en “ser genuino, en entender que hay un problema en común y afrontarlo”.
Árboles en el MIB que esperan ser semillas
En la exposición Superar la herida. Pintura en libertad que permanecerá hasta el 28 de febrero del 2021 integrando 29 pinturas, 10 grabados y artículos personales como cuadernos, pinceles y figurillas de plastilina, se suman otro tanto de obras inéditas del maestro Gilberto Aceves Navarro.
Se trata, explicó Juan Aceves, de un conjunto de piezas que el artista plástico formado en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda dejó alineadas sin que pudiera llevarlas a la expresión total; un conjunto de árboles que constituyen un discurso de arte público en el cual Gilberto Aceves hace una llamada hacia la importancia del cambio climático.
Ahondó que en Puebla se muestra un grupo de árboles que son las pruebas de taller y de autor, pues se trata de un proyecto público muy grande que está en producción y pensando en donde ponerse. “Aquí es una primicia de algo que falta que siga creciendo, es una semilla”.
La idea es que asociaciones, gobiernos y cualquier ente de la sociedad civil adopte estas esculturas para que las disfrute el público, para que “las ciudades adopten los bosques de Gilberto Aceves Navarro”.
A la par que estos árboles, en la Fundación Aceves Navarro surgen otros proyectos. Actualmente, su director Juan Aceves se sumerge y comienza a descubrir, en una labor que es casi arqueológica, la obra de su padre. “Voy a ir desenterrando este tesoro nacional que es Gilberto Aceves Navarro… es una labor arqueológica que hay que hacer para voltear a verlo. Hay una oportunidad de descubrir a un personaje bello que quiso a su país y a su gente. Muestra de ello es todo lo que dio como maestro en la UNAM, en la formación de nuevos talentos en los que buscó que tuvieran una visión individual propia, así como en sus locuras públicas para provocar a la opinión pública”.