Gerardo de la Torre (1938-2022) fue siempre un escritor comunista.
Esto es, explicado más o menos con sus escritos y palabras, un trabajador que se hizo acompañar de sus pares en la búsqueda de una nueva sociedad socialista. Sí, so-cia-lis-ta, no importando los años y las coyunturas que le tocaron vivir. Una persona que “pelea por una sociedad más justa, más libre y más feliz” y que mucho de ello cultivó en la plenitud de sus largos años, sin aceptar “jamás el inhumano y vacío modo de vida que nos ofrece el capitalismo”.
Y fue también un escritor comunista. Sí, co-mu-nis-ta, por la recreación de las multiplicadas experiencias, a los ojos de cualquier interesado lector, de ese variopinto colectivo de la contemporaneidad, específicamente la mexicana, en su vasta narrativa, lo mismo cuento, novela, guion, crónica o simplemente apunte de evocación.
¿Quieren corroborarlo?
Al alcance está su obra, si bien ciertamente no reeditada como correspondería además a un sólido narrador formado en los talleres del viejo Centro de Escritores Mexicano y con maestros como Juan José Arreola, allá por los primeros años 60, y ahora con una entrañable novedad ya en librerías, Instantes (Fondo de Cultura Económica).
Se trata de los textos (breves) que De la Torre comenzó a escribir a partir de su ingreso al universo de las redes sociales, específicamente al Facebook, y que extendió hasta semanas antes de su deceso, en enero del 2022. Veinticinco narraciones que hablan de la muerte, advierte el editor, aunque son también textos de vida, de la que el autor compartió con diversos personajes de la república de las letras mexicanas.
En cada uno de los pasajes, casi unas ráfagas de perfección narrativa donde la memoria y el tributo son los ejes de su estructura, De la Torre advierte un tiempo y un espacio específicos de su propia existencia y del ejercicio de su oficio, siempre abierto a sus otras pasiones, el cine, el béisbol, el box y por supuesto la lucha social. (Antes que escritor De la Torre fue trabajador y líder petrolero; desde entonces su militancia en el desaparecido Partido Comunista Mexicano y organizaciones de izquierda).
Revueltas
Abre Instantes una crónica del entierro del escritor mexicano José Revueltas, abril de 1976, tal vez la más importante matriz literaria del propio De la Torre, en tanto la similitud en la materia de ambas obras. Una influencia que se tradujo asimismo en admiración, reconocida por el autor al dedicarle algunos de sus libros (Ensayo general, La línea dura, Viejos lobos de Marx, Muertes de Aurora, Hijos del Águila, Nieve sobre Oaxaca y más).
“Entierro de Pepe Revueltas y acto de contrición” es una verdadera revelación acerca de aquella experiencia; mucho más de lo que se advierte en la contraportada del libro, “un funeral ajetreado”.
Le siguen imágenes de personajes de las letras, el periodismo, el cine y por supuesto que propias, marcadamente íntimas.
Jesús Luis Benítez, Parménides García Saldaña, Claudio Obregón, Juan Tovar, Manuel Blanco, José Agustín, Carlos Monsiváis, Carlos Isla, Rafael Ramírez Heredia, Pedro Armendáriz, José Emilio Pacheco, Carlos Fuentes, Juan José Arreola, José de la Colina, Felipe Cazals, Vicente Leñero…
Cierra Instantes el texto “Yolanda”, donde De la Torre relata “la muerte más cercana”, la de la mujer con quien se había casado en diciembre de 64, días después de dar a luz a la hija de ambos, hecho que provocaría en el autor “una enorme confusión de sentimientos”.
“Yolanda sólo me había exigido que fuera íntegro y valiente, fiel a mis convicciones, ero a escasos meses de su muerte ya se habían ido al diablo marxismo y béisbol, afanes literarios y gusto por el cine, amor y democracia y el placer de los libros (..).
Modos de compromiso
“En 1968 sobrevino la tormenta que, como en el laboratorio del doctor Frankenstein, devolvió la vida a la carne momificada. Salí a las calles encrespado e irreductible, asumí temores y pasiones, derogué los dolores íntimos y la cólera sacrificial. Octubre de 1968, la derrota no fue para mí el golpe vasto y determinante que destruyó las ilusiones, las inquietudes y muchos jóvenes cuerpos y almas de una generación, sino un dolor que llegó a acompañar y atenuar otro más antiguo y a su vez se vio aminorado por éste. El dolor, no la rabia. No quedaba, pues, sino seguir en la lucha, participar en todas las batallas, inventar cada día modos de compromiso y participación.
“Vivir, en suma. Y, siempre, vivir generosamente”.
Los instantes, permanentes y ahora a disposición del lector, de un escritor comunista.
Gerardo de la Torre, Instantes, FCE, México, 2023,151, pp.
@mauflos