El 30 de julio de 2020 partieron desde Cabo Cañaveral, Estados Unidos, el vehículo de exploración Perseverance y el helicóptero de avanzada Ingenuity. Como siempre, este tipo de misiones de exploración espacial, nos dan un horizonte de aquello que puede venir en el futuro para la tecnología de uso común. Este fue el caso de las computadoras, aparatos muy útiles en la puesta en órbita de los primeros satélites y los equipos de navegación utilizados en la primera etapa de exploración espacial en la década de 1960.
Datos que sorprenden, al menos para mí, son por ejemplo que las computadoras de a bordo de las operaciones del programa Apolo de exploración lunar, tenían una capacidad menor de lo que hoy tienen las computadoras de a bordo de un automóvil promedio.
En esta ocasión algo sorprendente es el generador de energía que viaja en el vehículo de exploración. Un generador termoeléctrico de 45 kilogramos que funciona con 4.8 kilogramos de dióxido de plutonio que puede generar la energía suficiente para mantener en operación al Perseverance. Es sorprendente porque la generación de energía eléctrica de este generador, relativamente ligero, a partir de fuentes radioactivas podría ser una ventana al futuro de la generación de energía eléctrica en la tierra. Tema de vigencia en la coyuntura actual sobre todo en lo referente al financiamiento de este tipo de investigaciones. En el caso del generador del Perseverance, el financiamiento es estatal.
En un tema un tanto diferente, las vacunas desarrolladas por diversos laboratorios en el mundo son reflejo no solo de la capacidad tecnológica de la que se dispone actualmente, sino de quienes disponen de ella y cómo están dispuestos a socializarla. En este sentido, las vacunas generadas por los equipos científicos de empresas con sede en Reino Unido y los Estados Unidos han tenido la característica de privilegiar su distribución entre los habitantes de los países centrales. El caso de las vacunas producidas por China y Rusia muestran una tendencia a una distribución más equitativa. Eso no es todo. Canadá, por ejemplo, ha comprado una cantidad de vacunas suficiente para vacunar cinco veces a su población, indicativo de una tendencia a la especulación basada en la vida humana. El acaparamiento de las vacunas en los países centrales es más que la demostración de poder y capacidad financiera, es la muestra de una política basada en la capacidad de decidir quien vive y quien muere, autores como Mbembe llaman a esto necropolítica, concepto que, en el entorno actual, deja de ser tan abstracto y se muestra como una realidad cruel para los más desposeídos.
Finalmente, mientras los países centrales nos muestran su capacidad para colonizar el espacio exterior y las vertientes posibles para la generación de energía a futuro, muestran también su actitud respecto a quienes están dispuestos a dejar llegar ese futuro. Estas ventanas al futuro, cual esfera de cristal, nos muestran las lógicas de poder mundial. Son lecciones de geopolítica en tiempo real.