Un hecho que pasó desapercibido durante el segundo informe de gobierno del edil de Atlixco, Guillermo Velázquez Gutiérrez, es que la presidente estatal del PAN, Genoveva Huerta Villegas, dedicó más tiempo a conversar e intercambiar impresiones con el líder local del partido, Óscar Francisco Daza Ramírez, que en convivir con la mayoría de los panistas que acudieron al acto protocolario del cabildo de esa ciudad. Incluso, el saludo y felicitación de la dirigente con el alcalde fue corta y poco emotiva.
Guillermo Velásquez es hoy en día el edil más importante que el PAN tiene en el estado, no solamente por la importancia que representa Atlixco, que desde 1995 es un bastión panista, sino porque el alcalde atliscense es uno de los presidentes municipales mejor calificados en el estado, razón por la cual muchos consideran que no enfrenta grandes complicaciones para lograr la reelección.
Una prueba de esa popularidad es que el acto de su informe se convirtió en el evento más importante que ha tenido el panismo poblano en muchos meses, ya que reunió a militantes del PAN de todas las expresiones, pero sobre todo consiguió la presencia del líder nacional de esta fuerza política, Marko Cortés.
Muy en su estilo, quien se mostró poco cordial fue Genoveva Huerta Villegas, pues llamó la atención que hiciera a un lado las medidas de control sanitario y se fue a sentar –durante el informe– al lado de Marko Cortés para poder conversar con él, sin respetar la sana distancia y el sitio que le habían asignado en la sesión de los regidores.
Casi 15 días después del informe muchos se explican ese comportamiento, pues ha surgido la versión de que Genoveva Huerta Villegas estaría urdiendo un plan para evitar la reelección del alcalde Guillermo Velázquez.
Se dice –tal como ayer apuntó el columnista Miguel Ángel Cordero, de Imagen Poblana– que Genoveva Huerta intentaría que la Comisión Permanente del PAN establezca que la candidatura para edil de Atlixco sea para una mujer, con el pretexto de cumplir con la paridad de género a la que ahora están obligados los partidos políticos.
El fondo de este asunto es que se dice que el presidente del Comité Municipal del PAN en Atlixco, Óscar Francisco Daza Ramírez, desde hace varias semanas ha insistido con Genoveva Huerta de plantear la idea de que con Guillermo Velázquez no hay garantía de triunfo para el Partido Acción Nacional, pues existe un desgaste de la clase política tradicional del albiazul.
Lo que estaría buscando en realidad Daza Ramírez, es que la candidata a edil pudiera ser su esposa Leonor Popócat Gutiérrez, actual funcionaria municipal y exdiputada local.
Y que eso explica que Genoveva Huerta ya no se le note el mismo entusiasmo que tenía con el gobierno de Guillermo Velázquez, pues a finales de 2019 la dirigente panista le expresó al edil que había la confianza de que buscara la reelección y que habría todas las facilidades del partido para que obtuviera la postulación.
Tal parece que el asunto no se reduce al esfuerzo que estarían haciendo el matrimonio de Óscar Daza y Leonor Popócatl de trascender al siguiente trienio, pues el plan “b” que tienen es que si no logran la candidatura a alcalde, entonces la panista sea postulada como aspirante a diputada local. Lo que se trata es hacer presión para obtener una posición en el tablero electoral del próximo año.
En el caso de Genoveva Huerta lo que estaría influyendo para escuchar las voces que no estarían de acuerdo con la reelección de Guillermo Velázquez, es la que la presidente estatal del PAN ha dividido a la militancia del partido de la siguiente manera:
Los que simpatizan con Fernando Manzanilla Prieto –quien desde el PES busca formar un bloque opositor en Puebla– están de su lado, y lo que no comulgan con el político que fue artífice del morenovallismo, los considera sus rivales y enemigos políticos.
Esa es una de las causas de la muy marcada animadversión que hay de Genoveva Huerta en contra de Eduardo Rivera Pérez, a quien busca bloquear para que no sea candidato –por tercera vez– a alcalde de la capital del estado por el “pecado” de no ser cercano a Manzanilla Prieto.
Y como Guillermo Velázquez tampoco es de los que se ha sumado “al canto de las sirenas” de Manzanilla, se percibe una actitud de poca cordialidad de la presidenta del PAN.