El incremento de 20 por ciento al salario mínimo para 2023 en Puebla y el resto del país, es suficiente, pues se encuentra muy por arriba de la inflación, consideró Samuel Ortiz Velásquez, catedrático de la facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En entrevista con La Jornada de Oriente, recordó que 1976 fue el año de máxima expansión del salario mínimo, pero a partir de ese periodo y hasta 2018, tuvo una brutal pérdida de casi 69 por ciento.
Mientras que de 2019 y hasta 2023 se puede hablar de una recuperación acumulada de más de 80 por ciento del poder adquisitivo del salario, pero todavía con un nivel inferior al de la década de los 70, añadió vía telefónica.
“Sin duda es una buena noticia. Por muchos años el salario mínimo se consideró como una ancla antiinflacionaria y muchos críticos con el gobierno de la 4T advertían de riesgos, de cómo la elevación del salario mínimo se podría traducir en inflación y la verdad es que no ocurrió; hoy la inflación tiene otras causas”,.
El economista refirió que ahora lo que falta es que el gobierno federal genere condiciones para la ocupación formal, pues alrededor de 80 por ciento de los trabajadores del sur del país labora en la informalidad, por lo que el incremento al salario mínimo no tiene impacto en ellos.
En ese contexto, Samuel Ortiz opinó que también se requiere emprender medidas para estimular el crecimiento económico de México.
Una de ellas, que consideró fundamental, es la inversión pública, ya que dijo actualmente se encuentra en su peor nivel desde la década de los 80.
“Hacer un esfuerzo por elevar el coeficiente de inversión pública porque más inversión pública en infraestructura se convierte en un fuerte estímulo para generar demanda y para generar ocupación, y por esta vía se impacta favorablemente en la inversión privada y en el crecimiento económico”.
Respecto a la atracción de inversión extranjera, expuso que pareciera que en el momento actual hay demasiada confianza en la creciente llegada de capitales que México está percibiendo.
Sin embargo, comentó que ese crecimiento no es un logro de la 4T sino que es causado por factores globales y nuevas formas de organización de la industria, a partir de la pandemia de Covid-19 y el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.
El académico abundó que el gobierno y empresas en Estados Unidos están más preocupados por generar cadenas de suministro cercanas geográficamente, resilientes y cortas.
“Esa reorganización de la industria está motivando el arribo de inversión directas a México, que buscan beneficiarse de la cercanía geográfica con Estados Unidos y de paso aprovechar el arancel preferencia, en el marco del T-MEC… Estamos viviendo un boom de las inversiones directas, pero no es responsabilidad del gobierno”, externó.