A diario se generan 40 toneladas de desechos en la Central de Abasto de Puebla, que son el resultado de la merma de productos perecederos, algunos de los cuales son recuperados para el consumo humano por personas en situación precaria y por organizaciones filantrópicas, reveló José Israel García, administrador del centro de abasto más importante de la capital del estado.
La pepena se realiza de tres maneras diferentes en el complejo comercial en el que diariamente circulan 15 mil personas, según confirmó La Jornada de Oriente en un recorrido: a través de contenedores de desechos; en las naves y en cada bodega.
Los primeros se ubican en la parte poniente del complejo, detrás de las naves A y B, donde se observan enormes contenedores de desechos de jitomate, piña, tomate, cebolla y plátano echados a perder.
En ese momento observó a un grupo de personas en situación económica precaria con botes y bolsas recolectando alimentos que aún no son alcanzados por la merma y pueden consumirse.
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La mayor parte de los cientos de personas que realizan esta actividad provienen de las juntas auxiliares de San Pablo Xochimehuacan, donde se encuentra la Central de Abasto, San Jerónimo Caleras, La Resurrección, Canoa y otras localidades del norte del municipio, así como de otras demarcaciones cercanas como Amozoc, Cuautlancingo y Coronango.
“Se producen aproximadamente 40 toneladas de desechos todos los días. En la temporada de lluvias es cuando más se concentra la mayor cantidad de desechos porque los productos se echan a perder más rápido”, expuso el administrador.
La segunda y tercera forma de la pepena se realiza en las naves y en cada bodega, donde los comerciantes obsequian la mercancía que ya no está en condiciones de venta y a punto de hacer merma.
Durante el recorrido se pudo observar a personas que con recipientes o bolsas que pasan a cada bodega donde piden la mercancía que ya no está en condiciones de venderse, con una calidad disminuida, la cual aún puede consumirse.
Los llamados “pepenadores” también provienen de Tlaxcala, ya que la Central de Abasto de Puebla es muy cercana a municipios del vecino estado como San Pablo del Monte, Santa Ana Chiautempan, Teolocholco y Zacatelco, entre otros.
Aunque cientos de personas a diario realizan la actividad de recolección de alimentos en la Central de Abasto, el administrador refirió que el 60 por ciento de los alimentos son recuperados por organizaciones filantrópicas como el Banco de Alimentos, así como asilos y centros de ayuda a personas con adicciones.
Durante la epidemia de Covid-19 aumentó hasta en 200 por ciento el flujo de personas que acudían a la Central de Abasto a pepenar la merma.
A decir del administrador no solo se trataba de personas en situación de pobreza extrema si no de clase media que en algún momento se quedaron sin empleo y adultos mayores o amas de casa que no tenían los recursos suficientes para alimentarse, las cuales provenían de colonias como Villa Frontera, Real de Guadalupe y México 83, entre otras.