Sobre los bienes patrimoniales prevalece la idea de que solamente hay que conservarlos y protegerlos, algo que está bien. No obstante, como señaló el gestor colombiano Mauricio Galeano Vargas, en ellos se puede aplicar el urbanismo táctico, un enfoque que busca revitalizar los espacios a partir de diversas acciones que son temporales, que benefician a los propios y pueden acercar a quienes no lo son.
De visita en Puebla, el maestro en artes escénicas formado en la Universidad Distrital Francisco José de Caldás, especializado en gerencia y gestión cultural por la Universidad del Rosario, en su natal Colombia, expuso que el urbanismo táctico es un enfoque de planificación que emplea intervenciones temporales, algo que es clave, pues es una preocupación de quienes resguardan el bien.
Dichas intervenciones, continuó desde el Museo Casa del Deán, se caracterizan porque tienen bajo costo y alto impacto. Además, si funcionan se vuelven acciones permanentes o si no, se modifican, se prueban y se vuelven a implementar.
Los beneficios, continuó Galeano Vargas, se van viendo, por lo que es necesario hacer mediciones para ello, para saber cómo se impacta a los vecinos.
Acotó que lo que no se debe es intervenir es el edificio pero si lo aledaño, con acciones que permitan contar la historia de lo que se resguarda.
“El revitalizar es trabajar con la comunidad, para eso sirve el urbanismo táctico”.
Los beneficios de este proceso es que mejora la estética de los espacios públicos, fomenta la participación ciudadana y da el sentido de pertenencia, a la par de que puede atraer turismo y actividades culturales, expuso.
El también sicólogo mencionó que los desafíos son los permisos y autorizaciones, los riesgos de degradación, por lo que es necesario que las intervenciones no dañen los bienes de interés cultural, y la duración y permanencia de éstas, lo que implica una planificación adecuada para intervenciones temporales.
Habló que Bogotá, capital de Colombia, tiene alrededor de 8.5 millones de habitantes y un área conurbada con 12 millones de habitantes, en la que funciona una Secretaría de cultura, recreación y deporte, con áreas adscritas que dan cuenta de la infraestructura política de dicha ciudad.
Una de esas áreas, continuó, es el Instituto de las artes (Idartes) que se encarga de todas las disciplinas en general, con acciones para primeras infancias hasta mega festivales como Rock al Parque que cuenta anualmente con casi 400 mil asistentes.
Como ejemplo del urbanismo táctico aplicado en Bogotá refirió a El castillo, un club nocturno donde ocurrían actos delictivos y de violencia que fue declarado un bien de interés cultural, cuya fachada tiene una piedra bogotana, quizá el único aspecto patrimonial.
Ahí, continuó Mauricio Galeano, se ha recuperado el edificio donde se instaló un centro artístico que gira en torno a la comunidad, un “barrio rojo”, una zona de tolerancia donde hay prostitución. Ahí, se han puesto en marcha talleres e intervenciones en la calle, que ocurren cada 15 días.
“La pregunta es cómo se sigue preservando este bien en medio de una comunidad vulnerada. Primero hay que ganarse a las mafias, a los agentes que aplican el poder sobre estas personas, a quien también le llamas por medio de sus intereses. Es un trabajo de circulación”, dijo.
Otro ejemplo, expuso el conferenciante, es una pequeña calle ubicada frente al Museo Nacional donde se instala un mercado para modificar la cotidianidad, se mire al museo y se beneficie a los grupos de productores que van al mercado.
En el caso de Puebla, señaló que este urbanismo táctico apoyaría en la revitalización de bienes culturales, sobre todo cuando la ciudad es en sí misma un patrimonio cultural declarada por la Unesco. “En Puebla está resuelto el problema en su centro, pero en su zona periférica hay que involucrar a la ciudadanía”, opinó.
Sobre esta ciudad, el también teatrero y titiritero tomó la peatonalización de la calle 16 de Septiembre como un ejemplo de urbanismo táctico que fue haciendo “costumbre en la gente”: primero se cerró de manera temporal, se fue “generando la costumbre” de su cierre y sus problemáticas, para luego iniciar las obras y peatonalizar como actualmente ocurre desde la 9 Oriente hasta la calle Reforma.
