Atlixco. A pesar de los esfuerzos por mantener una relación cordial y de respeto tras más de cuatro décadas de convivir mutuamente, vecinos de la colonia Álvaro Obregón insistieron de manera reciente en la postura de literalmente “expulsar” a los comerciantes del tianguis quienes hace unos días averiaron el ventanal de la escuela primaria de la zona, la tercera más grande la ciudad, y a donde asisten la mayoría de los hijos de los enojados hombres y mujeres.
En un grupo de redes sociales, concretamente de whatsapp, la palabra “expulsión” y “fuera de aquí” quedó repetida en más de 10 ocasiones por los lugareños como la única salida para terminar con los conflictos en el entorno y en la vía pública cercana a sus viviendas.
Sin embargo, horas después y luego del pleito en las redes sociales entre los culpables del zafarrancho cibernético y los directivos del plantel afectado, finalmente quedó reparada la estructura rota de la ventana de la Lázaro Cárdenas.
Con aportaciones económicas a partes iguales de los acusados, el dueño de una camioneta y el dueño de un puesto de frutas, se cerró al 100 por ciento no solo el hueco dejado, también de alguna manera el disgusto entre las partes involucradas.
Con la mano de obra del propio tianguista y el chofer se instaló la nueva maya protectora del enorme ventanal con vista la calle 13 Poniente, uno de los tentáculos de ese enorme pulpo llamado plaza a donde convergen más de 3 mil 500 personas martes y sábado. Esto ante la mirada de la directora del plantel educativo.
“Sinceramente quedamos satisfechos con esa reparación del daño. Tuvimos durante varios días una precaución porque nuestra escuela, sobre todo en las noches, estaba a merced de los ladrones quienes podían ocupar ese espacio para llevarse cosas”, dijo un padre de familia.
Cabe recordar en el antepenúltimo día de tianguis regional, el vendedor de frutas y el propietario de la camioneta no hicieron caso a las recomendaciones de retirar adecuadamente los lazos amarrados a esa parte del inmueble oficial. Y terminaron arrancándolo generando un enojo más en esta convivencia necesaria.