Un episodio oscuro de Héctor Sánchez Sánchez, quien recientemente dimitió como presidente del Tribunal Superior de Justicia (TSJ), es que en diciembre de 2018 fue el artífice para que Martha Erika Alonso Hidalgo pudiera rendir protesta como gobernadora del estado de Puebla, en medio de la falta de credibilidad en su triunfo electoral. Mientras los principales actores del morenovallismo querían provocar una irrupción violenta al Congreso local para generar el cambio de titular del Poder Ejecutivo, él propuso una salida pacífica, la cual finalmente es la que se empleó.
Martha Erika Alonso Hidalgo ganó el sábado 8 de diciembre de 2018 la gubernatura mediante un dividido falló de los magistrados de sala superior el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, luego de que en la misma sesión se exhibieron pruebas de que se habían extraído de manera ilegal paquetes electorales de los comicios de julio pasado. Todo se resolvió por el polémico voto de la entonces presidenta del TEPJF, Janine Otálora.
Un día después de ese fallo, hubo una reunión en la residencia del fraccionamiento Las Fuentes del matrimonio del exgobernador Rafael Moreno Valle Rosas y Martha Erika Alonso Hidalgo. El encuentro fue en medio de una tarde fría y el ambiente era igual de gélido, parecía que los morenovallistas no hubieran ganado la sucesión gubernamental.
Les atormentaba que no era creíble el triunfo de Martha Erika Alonso, que Andrés Manuel López Obrador ya había llegado a la presidencia de la República y sobre todo, que Morena tenía la mayoría el Congreso local, por medio de una bancada que, por lo menos en esa fecha, parecía impenetrable, incorruptible y sin ningún ánimo de colaborar con el PAN.
Se planteó al inicio del encuentro que había miedo de que no dejaran rendir protesta a Alonso Hidalgo y entonces, se desatara un conflicto poselectoral que acabara llevando a anular el resultado oficial de las votaciones de julio pasado.
Al encuentro fueron convocados los personajes de mayor confianza del morenovallismo, encabezados por Eukid Castañón Herrera, quien participaba en la reunión pese al malestar que había de Martha Erika Alonso hacia este personaje, que se encargaba del “trabajo sucio” del grupo en el poder.
El único que no parecía cuadrar en esa reunión era Héctor Sánchez, quien tenía poco de ocupar la presidencia del TSJ y había llegado a esa posición por ser uno de los consentidos del entonces gobernador José Antonio Gali Fayad, pero que no tenía una relación cercana con los integrantes de la cúpula morenovallista.
Al principio todo fue mal para él, en cuanto el presidente del TSJ entró al comedor de la familia Moreno Valle y se dispuso a saludar al esposo de Martha Erika Alonso, el exgobernador y recién electo senador se negó a extenderle la mano –era algo común para mostrar quienes no le agradaban— y frente a todos le hizo un reclamó airado, casi a gritos, acerca de una sentencia de un tribunal que no había sido favorable para sus intereses.
Minutos más tarde, Eukid Castañón expuso que ya había buscado múltiples acercamientos con diputados y dirigentes de Morena para solicitarles su ayuda y facilitaran la ceremonia de unción de Martha Erika Alonso, pero todos se negaban a colaborar, pese a que algunos de ellos habían recibido “ayuda secreta” del morenovallismo para financiar sus campañas electorales.
Por lo tanto, la única vía de solución era construir un escenario similar al que hubo el 1 de diciembre de 2006, cuando en la Cámara de Diputados hubo una jornada de enfrentamientos entre los diputados del PAN y del Frente de Izquierdas que protestaban contra el fraude electoral contra Andrés Manuel López Obrador. El Estado Mayor Presidencial hizo una estrategia para que en medio del caos, en unos pocos minutos, Felipe Calderón Hinojosa entrara por “por la puerta de atrás” del Palacio Legislativo de San Lázaro y les pusieran la banda tricolor para que rindiera protesta como titular del Poder Ejecutivo federal.
En un tono de que no preguntaba, sino solo informaba lo que se iba a hacer, Eukid Castañón expuso que el día cambio de gobernador se desplegaría a grupos de vendedores ambulantes afines al morenovallismo para que en el momento oportuno entraran a la fuerza al Congreso y luego invadieran el salón de plenos, para vitorear a Martha Erika Alonso y en el momento menos pensado, la panista ingresara y rindiera protesta, utilizando para ello los accesos traseros del recinto legislativo.
A Martha Erika Alonso le pereció una idea descabellada, arriesgada, que iba a repercutir en su ejercicio como gobernadora.
Rafael Moreno Valle insistió que se buscara coptar a varios diputados de Morena para que contribuyeran con ellos.
Eukid Castañón les advirtió que se agotaba el tiempo y que era necesario preparar todo. No había otra alternativa.
Fue entonces cuando Héctor Sánchez pidió la palabra e intentó explicar algo. Eukid Castañón calló al presidente del TSJ, tras murmurar –palabras más, palabras menos— que “ese no era su tema”.
Rafael Moreno Valle volteó su mirada a una tableta e ignoraba al presidente del Poder Judicial.
Martha Erika Alonso que, aunque estaba serena, no ocultaba su molestia de que no se encontraba una solución adecuada para su asenso a la gubernatura, con voz firme y fuerte pidió que dejaran hablar al titular del TSJ.